Después de una increíble demora para elegir al Primer Ministro, por fin, el 29 de julio, el recién iniciado Presidente de la República, Pedro Castillo Terrones, nombró y tomó juramento a Guido Bellido como nuevo Premier, para formar a continuación el Gabinete Ministerial respectivo. Para mal que nos pese a los peruanos, este señor -si se le puede conceder el título- accedió al segundo cargo más alto del Poder Ejecutivo con enormes manchas o baldones que lo invalidaban para ese puesto, a saber: apología del terrorismo, lavado de activos, misoginia, homofobia.
A pesar de que recibió muchas y estruendosas críticas, Castillo ha mantenido en el cargo a Bellido, poniéndolo al frente del Gabinete Ministerial en lo que va de su gestión, para sustentar ante el Congreso de la República, por ejemplo, su “pedido de confianza”, acto que desde el gobierno de Martín Vizcarra cobró importancia capital, dado que dos negativas consecutivas del Parlamento facultan al Primer Mandatario a cerrarlo y convocar a nuevas elecciones legislativas para concluir el período parlamentario, de acuerdo a la Constitución vigente. La persistencia de Castillo al mantener a Bellido al frente del Consejo de Ministros, demuestra a todos los peruanos que el primero está obligado a compartir el poder con el partido que lo llevó a la presidencia del país, Perú Libre -léase Vladimir Cerrón, que es el dueño de este partido político, hoy oficialista-.
Como es de conocimiento, le fue concedida la confianza, resultando obvio que ha sido por intereses particulares de los parlamentarios o bancadas diferentes de Perú Libre, que votaron a favor del otorgamiento de la misma, sin importarles las muchas y merecidas críticas que mereció el discurso del Primer Ministro, independientemente de las “razones” que han manifestado algunos de los que dieron su apoyo al Gabinete.
Antes de que el también parlamentario Bellido fuera nombrado por el presidente como Primer Ministro, tuvo una actitud por demás malcriada, irrespetuosa, verdaderamente misógina contra su colega Patricia Chirinos. En la sección Congreso - Noticias del diario El Comercio (versión digital), se ha publicado lo que declaró el congresista José Jerí, actual vocero de la bancada Somos Perú – Partido Morado, que se encontraba presente al momento de ocurrir el incidente, respecto al hecho citado, diciendo que “Todos nos miramos en señal de sorpresa” y, que “sí (hubo) algún gesto (de parte de Bellido), como diciendo: cometí un exabrupto", recordó. Asimismo, dicho espacio también publicó declaraciones de la congresista:
Chirinos narró a RPP que los hechos ocurrieron cuando fue ante los miembros de la Junta Preparatoria a solicitar una oficina para su despacho. “Le digo: ‘por favor, quisiera que me den esta oficina que ha sido de mi padre y tengo muchos sentimientos hacia esa oficina. Por favor, ayúdame’. Y Bellido me dijo: ‘¿qué te preocupas de eso? Anda cásate’. Yo le dije: ‘¿perdón?’ Yo ya he sido soltera, casada, divorciada, ahora soy viuda’. Y me dijo: ‘entonces, ahora solo falta que te violen’. Él me lo dijo directamente”, señaló.
A ese individuo que, según su hoja de vida, tiene estudios de bachiller en Ingeniería Electrónica y de master en Economía, pero no tiene la más elemental educación para tratar a una dama -no es fácil entender su odio al sexo femenino: si, quizá, no ha tenido esposa, hermanas o hijas, por lo menos nació de mujer-, se le ha nombrado y se le sostiene como Primer Ministro de la República del Perú. Más, aún, ahora quiere “voltear la torta”, escribiendo en sus redes sociales (según se ha publicado vía internet) y haciendo publicar un mensaje de su despacho que rechaza y niega la acusación que hizo la congresista Patricia Chirinos (Avanza País).
Al respecto, basta con decir que, durante el proceso de discusión del otorgamiento de la confianza solicitada al Congreso, la congresista Chirinos acusó abiertamente a Guido Bellido de la falta de respeto aquí comentada y el muy sinvergüenza no abrió la boca para desmentirla, lo que hemos tenido todos oportunidad de apreciar vía noticieros de televisión: si esa acusación hubiera sido falsa, como ahora lo dice, Bellido tendría que haberla puesto al descubierto de inmediato. Evidentemente, transcurridos varios días de aquel momento embarazoso para él, ha tenido tiempo de pensar cómo actuar en consecuencia o, su allegado Vladimir Cerrón, de aconsejarlo al respecto.
Si bien a la fecha de redactar esta Columna de Opinión, se están empezando a escuchar algunas voces que reclaman por este acto que pone por debajo de los seres más incultos y maleducados a Guido Bellido, llama la atención que las comentaristas políticas más conocidas -quizá, con excepción de la señora Pamela Vértiz-, cómo Mónica Delta, Mávila Huertas, Milagros Leiva y Patricia del Río, no expresaron abierta y oportunamente su rotundo rechazo a esta actitud de Guido Bellido, aparte de los más variados comentaristas de sexo masculino, que tampoco lo han hecho.
Se ha publicado, sí, que el Presidente de la República recibió la queja directa de la parlamentaria Chirinos y, que atinó a pedirle disculpas en nombre de su Primer Ministro, a lo que ella respondió: “ a usted lo disculpo, al señor Bellido, no”.
PERU EN LAS ELIMINATORIAS PARA QATAR 2022
El 23 de mayo de 2018, con motivo de estar por iniciarse la XXI edición del Campeonato Mundial de Fútbol en Rusia, publiqué mi primera Columna de Opinión, la que dediqué al artífice de la clasificación del equipo peruano a ese campeonato, el argentino Ricardo Gareca. En el texto de esa Columna, en algún momento manifesté mi criterio respecto a que ʽtodos los peruanos deberíamos hacerle un monumentoʽ, lo que expliqué más adelante de la siguiente manera:
“Cuando digo que ʽtodos los peruanos deberíamos hacerle un monumentoʽ, lo hago porque, gracias a la clasificación que nos ha conseguido y, a lo largo de toda la campaña que dirigió para lograrla, dio a conocer -por todo lo alto- el nombre del Perú, de forma más notable y rápida que cualquier otro tipo de intento que se ha hecho para “marketear” al país. Pero, si sólo nos atenemos al éxito futbolístico logrado después de 36 años de ausencia en estos magnos eventos, los aficionados a este deporte estamos obligados a reconocer la enorme deuda que hemos contraído con este excepcional Director Técnico”.
Propugnaba, en aquella columna, que se hicieran todas las gestiones y esfuerzos necesarios para retener a este entrenador de fútbol que los peruanos aprendimos a querer y respetar a raíz de aquella clasificación, diciendo:
“Espero que la Federación Peruana de Fútbol complemente lo que le corresponde, logrando que Gareca se quede como mínimo un proceso clasificatorio más, no sólo para lograr que nuestra futura selección clasifique nuevamente al siguiente Campeonato Mundial, sino también y de manera especial, para que forme escuela capacitando a técnicos nacionales y consolidando la formación de nuevos valores, en trabajo coordinado con los responsables de la parte técnica de las divisiones menores de nuestro fútbol”.
Ricardo Gareca aceptó quedarse, no sé si por un monto contractual mayor o menor, pero lo hizo; lamentablemente, la idea de capacitar técnicos nacionales, así como consolidar la formación de nuevos valores, no parece haberse aplicado, porque desconozco la publicación de noticias a ese respecto.
A pesar de los esfuerzos del profesor, nuestra selección está en la última ubicación de la tabla de posiciones de la eliminatoria sudamericana, después de que los diez países participantes han jugado ya 6 partidos de 18 que les corresponden. Y no es que ya estemos eliminados, puesto que el tercero de la citada tabla (Ecuador) tiene 9 puntos, el cuarto y el quinto (Uruguay y Colombia) 8 cada uno; Perú, 4. Tampoco, tenemos motivos para confiar en que escalaremos hasta una ubicación clasificatoria (del 1º al 4º puesto, en forma directa y, el 5º, que se deberá dirimir por repechaje).
Este jueves 2 de setiembre, nuestra selección empieza una jornada triple (obligada, como consecuencia de la pandemia de COVID-19), enfrentando a Uruguay en Lima, luego a Venezuela también en Lima el 5 de setiembre y, por último, el 9 del mismo mes a Brasil en Recife. Evidentemente, si Perú ganara los tres partidos, de los cuales dos son en condición de local, convertiría su crítica situación actual en expectante -no olvidemos que el tercer partido, si se gana los dos primeros, hará que nuestros jugadores estén con la moral al tope-; pero, si es derrotado en los tres partidos, muy probablemente perdería toda chance de clasificación al Mundial.
Por lo expuesto en el párrafo anterior, esta fecha triple es crucial para nuestras aspiraciones de estar presentes, nuevamente y de forma continua, en el campeonato de las multitudes. Soy fiel creyente, porque me lo ha hecho creer como a muchos hinchas peruanos, que Ricardo Gareca conseguirá infundir no sólo las tácticas adecuadas, sino y especialmente el amor propio y las ganas de luchar el triunfo, en cada partido, a los once que salgan a la cancha a defender nuestros colores.
En suma creo, quiero creer, que Perú volverá a ir al Mundial, al de Qatar 2022, porque lo conduce Ricardo Gareca, un técnico que nos hizo volver a soñar para Rusia 2018. Creo que Gareca se merece irse del Perú, cuando lo haga supongo al terminar su actual contrato, por la puerta grande y luego de que se le rindan todos los honores a que haya lugar.
Naturalmente, también considero que al Perú le corresponde una mejor ubicación en el concierto sudamericano de selecciones de fútbol; si no es así, ¿cómo se explica que nuestra selección haya obtenido el tercer lugar en dos campeonatos sudamericanos seguidos, el segundo puesto en el siguiente y, el cuarto en el más reciente?
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