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Foto del escritorAlfonso Abad Porras

UN MUNDO SIN EMPLEOS

Un gran pensador brasileño de origen japonés, que se gana la vida brindando conferencias, escribiendo libros y dictando cursos -posee, incluso, una academia de formación- sobre desarrollo personal, de nombre Seiiti Arata, ha elegido como tema central de una de sus interesantes conferencias el del título de la presente Columna de Opinión, es decir, Un Mundo sin Empleos.


De acuerdo a lo que este señor dice en su conferencia, el desarrollo de la tecnología digital y de la robótica, están llevando al mundo, paulatina pero cada vez más aceleradamente, a la desaparición del empleo tradicional para los seres humanos, porque los robots se van a hacer cargo de lo que nuestra especie efectúa.


El tema me parece por demás interesante, en tanto y en cuanto no se puede decir que le falte razón al señor Arata, porque la tecnología se desarrolla cada vez más rápidamente y, en muchos aspectos, los robots vienen haciéndose cargo de las tareas humanas, mientras más rutinarias sean las mismas. Más aún, en el video en el que expone sus ideas a este respecto, el señor Arata indica que ya se han dado casos de robots que han llevado a cabo operaciones médicas de riesgo en seres humanos.


De manera general, Seiiti Arata hace énfasis en que, siendo las decisiones un paso fundamental que debemos dar los seres humanos en el ejercicio de nuestras actividades, a las máquinas que se crean para reemplazarnos se les provee de toda la información posible sobre las decisiones a tomar, lo que al final les permite elegir la más correcta, en cada caso. Si bien no he advertido en las palabras del conferencista que mencione que los robots no incluyen como ingrediente para su toma de decisiones el aspecto emocional del ser humano, tenemos que aceptar su participación porque, sin proponérnoslo, es importante en todos los actos de nuestras vidas.


Naturalmente, el señor Arata visualiza que el mayor adelanto tecnológico de los países del Primer Mundo, es o debe ser el campo de acción en donde más rápido y en mayor volumen puede darse el desarrollo tecnológico antes mencionado. Sin poder considerarlo motivo de alegría, por ser el Perú un país absolutamente subdesarrollado, es dable reconocer que una situación como la mencionada, de llegar a tener lugar, demorará mucho más en producirse en nuestro país. La llegada de las nuevas tecnologías genera oportunidades para incrementar la productividad y beneficios de las empresas, pero también amenaza con reemplazar a los trabajadores -principalmente a aquellos de menor nivel de habilidades o que realizan tareas rutinarias-. Sin embargo, más allá de pronósticos alarmistas, no existe mayor información que evidencie efectos de los avances tecnológicos sobre el empleo.


En Perú, la Encuesta de Habilidades al Trabajo (ENHAT) llena este vacío de información y permite identificar el grado de adopción y los efectos sobre el empleo del uso de nuevas tecnologías entre las empresas. Dadas las varias similitudes de la economía peruana con el resto de las economías de la región -como la baja productividad, gran proporción de micro y pequeñas empresas, así como la elevada informalidad empresarial y laboral- los resultados de este análisis aportan a la generación de evidencia regional sobre el tema. Así, la ENHAT permite observar un bajo nivel de adopción de nuevas tecnologías por parte del sector privado, lo cual es preocupante: sólo el 27% de las empresas usa al menos una nueva tecnología; y, si excluimos las tecnologías de los servicios avanzados en redes -computación en la nube, datos masivos, etc-, el porcentaje disminuye a sólo el 7% de las empresas. En este sentido, las empresas en el Perú no están aprovechando la oportunidad que les ofrecen las nuevas tecnologías para ser más productivas y competitivas en un mercado globalizado.


Por otra parte, en la ENHAT no se observa una verdadera amenaza en el empleo. Un estudio reciente realizado en el BID, muestra que las pocas empresas en el Perú que adoptan nuevas tecnologías, incrementan su demanda de personal calificado y no modifican su demanda de trabajadores menos calificados. Esto sugiere que, actualmente, el sector privado peruano implementa las nuevas tecnologías para complementar la labor de sus trabajadores calificados y no para sustituirlos. Sin embargo, un análisis en mayor profundidad permite identificar que sí se genera una menor demanda de trabajadores en ocupaciones que implican principalmente tareas rutinarias y manuales que son fácilmente automatizadas por la inteligencia artificial, robótica avanzada y transporte autónomo. Por ejemplo, las empresas que usan almacenes automatizados están demandando menos trabajadores para hacer transporte de mercadería dentro de la planta -una tarea que podría considerarse rutinaria-.


Las advertencias sobre un futuro sin empleo que hace el señor Arata, no son como para tomarlas a la ligera, dada la reconocida capacidad del mismo, pero tampoco como para llevarlas al extremo de causarnos pánico. Indudablemente, ha de llegar el día en que, también en el Perú y en el mundo entero, muchas de las tareas actualmente a cargo de los seres humanos pasarán a ser de las máquinas inteligentes; pero, con toda seguridad, cuando llegue ese momento, ya se habrán creado nuevas y diferentes actividades que servirán de sustento a la especie humana: no puedo olvidar que, cuando Dios expulsó a Adán del Jardín del Edén, le impuso como castigo “ganarás el pan con el sudor de tu frente”.


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