Posiblemente, todo empezó cuando Pedro Pablo Kuczynski le ganó las elecciones del 2016 a Keiko Fujimori. Esta lideresa, cuyo partido había ganado 73 escaños, nunca aceptó en los hechos el triunfo electoral de su rival político y combatió la gobernabilidad de su mandato mediante una actuación totalmente negativa del Congreso, en el que tenía mayoría absoluta. Consiguió la renuncia de Kuczynski al disponer que su bancada le promoviera hasta dos mociones de vacancia por “incapacidad moral permanente”, la que se produjo antes de debatir la segunda de dichas mociones, puesto que el resultado en contra del entonces Presidente de la República estaba garantizado de antemano.
De acuerdo a lo dispuesto por la Constitución Política, lo sucedió su primer vicepresidente, señor Martín Vizcarra Cornejo, quien al momento era embajador del Perú en Canadá. Prácticamente desde su toma de posesión del cargo, el nuevo Presidente de la República fue combatido por la mayoría parlamentaria de Fuerza Popular, cuya lideresa siguió perjudicando la gobernabilidad en el Perú mediante las actitudes negativas de sus congresistas: esta conclusión es absolutamente lógica, porque no es posible creer que estos congresistas se manejaran solos de manera tan negativa, excepto que la señora Fujimori estuviera “pintada en la pared”. A tanto llegó la “guerra sin cuartel” que le hizo la bancada fujimorista al Gobierno de Vizcarra, que éste dispuso el cierre constitucional del Congreso, cuando encontró un pretexto para hacerlo.
A efectos de continuar gobernando constitucionalmente el país, el Presidente convocó elecciones parlamentarias, las que tuvieron lugar en enero de este año. La composición de las bancadas en este nuevo Congreso fue absolutamente diferente, teniendo la mayoría la de Acción Popular, por lo que uno de sus integrantes, Manuel Merino de Lama, fue elegido Presidente de la Mesa Directiva. Cabe anotar que han sido muchas las voces que han criticado a Martín Vizcarra por no haber propiciado la participación de una bancada que le sirviera de apoyo en el Congreso; sin embargo, quienes así se han expresado rápidamente olvidaron que la bancada del partido Peruanos por el Cambio, llegada al Poder Legislativo como producto de las elecciones del 2016 (en las que también fue elegido Marín Vizcarra como Primer VicePresidente, por el mismo partido); en una palabra, “se le volteó” o traicionó a Vizcarra desde mucho antes de que éste cerrara el Parlamento, siendo los líderes de esa actitud, Juan Sheput, Salvador Heresi y Gilbert Violeta. Es obvio que un partido político, que pueda generar una bancada no se forma en el muy corto tiempo que hubo desde el cierre del Congreso hasta la fecha de las elecciones parlamentarias.
La gestión de este nuevo Parlamento ha sido, en lo que va de la misma, desastrosa, caracterizándose por la producción de leyes que atentan contra la economía del país, llegando a ser no pocas de ellas anticonstitucionales, por lo que casi todas fueron devueltas por el Ejecutivo y, en algunos casos, sometidas por éste a la opinión del Tribunal Constitucional. Esto, fue motivo para que desde el Congreso se intentara vacar al Presidente Vizcarra utilizando, ¡cuándo no!, el argumento de su “incapacidad moral permanente”, aprovechando hechos que ameritan investigación, la que eventualmente podría arrojar resultados condenatorios que no serían de aplicación inmediata debido a la inmunidad presidencial.
Si bien son varios los congresistas que han tenido actuaciones extremadamente negativas en contra de Martín Vizcarra y de la gobernabilidad del país, destacan nítidamente las personas de José Vega Antonio, cuyo propósito es que se indulte a su líder Antauro Humala, en prisión por el crimen de cuatro policías en su levantamiento en armas conocido como el “andahuaylaso”; también, la de José Luna Morales, hijo de José Luna Gálvez, propietario o accionista de varias universidades y centros de estudios superiores, cuyas licencias de funcionamiento no han sido ratificadas por la Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria (Sunedu): ambos, han movido a su antojo a los parlamentarios, aprovechando su bajísima calificación personal y profesional -muchos de ellos, carecen de formación adecuada para el cargo que ostentan: algunos, sólo han concluido la Secundaria o ni siquiera esta, caso en el que se dice que estaría Manuel Merino-, así como su afán de mantener su inmunidad -68 parlamentarios tienen denuncias ante el Poder Judicial, entre los que destaca Edgar Alarcón-, su ambición desmedida -especialmente, en el caso de Merino-, su catadura moral -rasgo muy notorio de Omar Chehade-.
¡Hasta que se dio! Bastó con llegar al segundo intento, para vacar al Presidente de la República; pero, como el pez por la boca muere, de no haberlo logrado los “idealistas” representantes de “todos” los peruanos en el Congreso, habrían insistido hasta lograrlo, de acuerdo a lo que en un indudable “lapsus” el congresista Otto Guibovich (Acción Popular) declaró poco después de la reunión en que se dispuso la vacancia: “si no hubiera sido esta vez, en unas tres semanas más habríamos estado efectuando otro proceso de vacancia”. A continuación, incluyo algunas de las expresiones que han dado a notar la clase de personas y, para colmo, autoridades, que hemos tenido que soportar hasta hace muy poco:
Ø Manuel Merino, Presidente interino de la República, en declaración a radio colombiana:
§ ¿Tengo que dejar que el ladrón saque todas las cosas para después detenerlo?
Ø Flores-Aráoz, desde que lo hicieron Primer Ministro:
§ Algo les fastidia, pero no logro entender qué.
§ Yo archivaría la demanda competencial, porque fue para determinar si procedía la primera vacancia y esa ya pasó.
§ He dejado todas las actividades de mi estudio de abogados, por lo que en estos momentos no defiendo a Telesup frente a la denegatoria de licencia de Sunedu. Sin embargo, cuando estaba aún vigente en su estudio de abogados, llevó el caso de Telesup, para poder ganarlo (según debe haber creído) a Bagua, donde no existe instalación alguna de esa universidad.
§ Se debería dar una segunda oportunidad a las universidades denegadas.
§ La gente protesta, porque está cansada y molesta de estar encerrada en su casa.
Ø Gastón Rodríguez, Ministro del Interior, después de la violencia policial en las marchas ciudadanas pacíficas:
§ La policía no usa perdigones ni proyectiles letales.
§ La policía no ataca si no es atacada.
§ Ha habido agitadores en las marchas ciudadanas.
Ø Delia Muñoz, Ministra de Justicia, a Daniel Soria, Procurador General:
§ Presente su renuncia al cargo de Procurador General, porque el Ejecutivo va a retirar la demanda competencial.
Ø Fernando D'Alessio, Ministro de Educación
§ Movadef está infiltrando las marchas e impulsando a la gente.
Como es de total dominio público, tanto Manuel Merino, como su Primer Ministro y el Gabinete Ministerial que entre ambos engendraron -en el que deben haber honrosas excepciones, que no merecen estar en el “mismo saco” con gente como la que muestro, a manera de ilustración, su pobre calidad como personas y su total falta de empatía- se vieron obligados a renunciar a raíz de los luctuosos sucesos ocurridos el sábado 14 de este mes y terminaron cobrando la vida de dos jóvenes, con lo que se terminó esa especie de pesadilla que significaba tenerlos que soportar -literalmente- como autoridades. También es de todos conocido, que después de dar nuevas muestras de su incompetencia y de su afán de satisfacer sus apetitos personales, los congresistas terminaron -este lunes 16- eligiendo como Presidente del Congreso, para que se haga luego responsable interino de la Presidencia de la República al parlamentario Francisco Sagasti, así como a la congresista Mirtha Vásquez como primera Vice-Presidenta del Congreso, quien en adelante asumirá las funciones de Presidenta del Poder Legislativo.
Me permito resaltar dos aspectos diferentes que rescato de los acontecimientos mencionados. En primer término, la decidida y decisiva actitud de los jóvenes en estos eventos: ellos han dado vida a los reclamos que toda la población peruana tenía contra lo que estaba sucediendo, pero que no hacía nada por cambiar; desde que recuerdo, he escuchado decir que los peruanos tenemos “sangre de horchata”, que somos “pechos fríos”, porque nunca reclamamos nada, porque siempre dejamos que las cosas sucedan, aunque estemos en desacuerdo con ellas. Parece, que con estos jóvenes -a quienes la estudiante de Sociología Noelia Chávez (Coordinadora y Asesora en el Ministerio de Educación) bautizó como La Generación del Bicentenario, esa calificación despectiva se acabó. Desde estas líneas les rindo homenaje, porque a ellos se debe que se hayan eliminado las lacras a que me he referido en una buena parte de esta Columna de Opinión, para lo que han sido capaces de brindar hasta la sangre de dos de sus miembros.
El otro aspecto que quiero destacar aquí, también, es la calidad de persona que demuestra ser la hasta hace muy poco Ministra de Economía, María Antonieta Alva Luperdi. Lo digo, porque de dos procedencias distintas recibí una cadena de 17 tuits en los que reseñaba, prácticamente al día siguiente de que fuera vacado el Presidente de la República -y, por consiguiente, los propios ministros de su Gabinete-, los hitos más importantes de su gestión a cargo de dicho portafolio, sin que nadie se lo hubiera pedido, como parte de su responsabilidad. Debo decir, que en alguno de ellos, invita precisamente a los jóvenes como ella misma, a interesarse por los problemas del Perú-.
Volviendo al tema principal de esta Columna, es de esperar que la gestión del señor Sagasti sea buena, porque a nuestro país ya le han sucedido hechos por demás negativos y necesitamos que eso cambie. Confiando en que el proceso de elecciones generales que se avecina tendrá lugar en la forma correcta y transparente que ha ofrecido el nuevo Presidente de la República al ser investido de su mandato, a nosotros nos toca emitir el voto que nos corresponde con total responsabilidad, con el propósito de elegir a los mejores representantes que podamos escoger, así como paralelamente decirles a aquellos que nos buscan sólo para alcanzar una curul con nuestros votos y proceder luego de acuerdo a su conveniencia o la de quien los pueda de alguna manera manipular, que ya nos hartamos de ellos, que queremos que desaparezcan de la política nacional, porque las actuales disposiciones permiten que mediante la no emisión de votos para ellos, lo logremos.
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