De vez en cuando, pero con mucho mayor énfasis actualmente, que nuestro país, al igual que prácticamente todos los demás países de la Tierra, se encuentra sumido en graves problemas debidos a la pandemia del COVID-19, de los que se puede concluir, entre otros de magnitud, la falta de organización como sistema de los diferentes sectores en que está dividida la función pública. Como consecuencia lógica de esta evidencia, resulta obvia la falta de planificación para el desarrollo unificado y sistémico que existe en el Perú.
No es que, si dicha planificación existiera habría la posibilidad de contar con una solución a la mano para la pandemia: eso jamás se podría decir. Sí, en cambio, que la infraestructura hospitalaria debería estar mejor y homogéneamente desarrollada; que, el retorno de muchos más de cien mil peruanos a sus lugares de origen no fuera tan desorganizado; que el mismo control del cumplimento de la cuarentena fuera mejor ejecutado; que, en general, la lucha contra la pandemia fuera mucho mejor organizada y no consecuencia de una desorganización evidente y que, como fuera, tenía y tiene que hacerse.
Dejando de lado la trágica pandemia, evidentemente si nuestro país contara con una entidad que se ocupara de la planificación para su desarrollo armónico, definitivamente deberíamos encontrarnos mejor ubicados a nivel internacional, para bien de toda la población peruana y de sus expectativas de crecimiento y desarrollo.
Mediante Decreto-Ley N° 14220, el 19 de Octubre de 1962 se creó en el país, por primera vez en su historia republicana, el Sistema Nacional de Planificación para el Desarrollo Económico y Social del Perú, con un organismo técnico central, el Instituto Nacional de Planificación (INP). Este Sistema Nacional y el INP fueron concebidos con el “propósito de acelerar el mejoramiento de las condiciones de vida del pueblo peruano, mediante la ejecución de planes sistemáticos de desarrollo económico y social”. (*)
Mediante Decreto Ley Nº 25548 del 11 de junio de 1992 se disolvió el Instituto Nacional de Planificación, pasando su personal técnico a disposición del Instituto Nacional de Administración Pública (INAP) en calidad de “excedente”, pasando las funciones del INP a ser asumidas por el Ministerio de Economía y Finanzas, “salvo las concernientes a la preservación del medio ambiente y de los recursos naturales que serán ejercidas por el Ministerio de Agricultura; y las relacionadas con la Cooperación Técnica Internacional que serán de competencia del Ministerio de la Presidencia”, de acuerdo a lo establecido en el artículo 5to.
En el mismo Decreto Ley N° 25548, en su artículo 6to., se creó el “Consejo Nacional de Planificación (CNP) conformado por los Ministros de los diversos sectores que conforman el Poder Ejecutivo, el mismo que se encargará de aprobar los planes generales del Estado en materia de planificación ... El Presidente del Consejo de Ministros preside el Consejo Nacional de Planificación -CNP- y el Ministerio de Economía y Finanzas ejerce las funciones de Secretaria Técnica de dicho Consejo”. (*)
Si bien el motivo de la desactivación del INP pudo ser la excesiva concentración de poder en el entonces Ministerio de la Presidencia, lo que sucedió en la práctica es que el Perú, a partir de esa disposición, dejó de contar con una entidad que tuviera como función y responsabilidad la planificación organizada de su desarrollo integral. Desde entonces, no se conoce de trabajos de planificación ordenada para el desarrollo social y económico de nuestro país. Esto, no significa en modo alguno que cuando el INP estaba vigente, hubieran trabajos trascendentes que propusieran metas de desarrollo orgánico del Perú; sin embargo, era algo que se podía corregir mejor que ahora, que habría que reactivar el antiguo ente o crear uno nuevo.
En la práctica, cualquiera de estas dos últimas posibilidades significaría la creación de un nuevo Instituto Nacional de Planificación; sin embargo, sin darle mayor énfasis a la forma, lo que interesa es el fondo: el Perú necesita contar con una entidad que tenga la responsabilidad de planificar su desarrollo orgánico y simultáneo, que comprenda desde la verdadera descentralización del país -Lima, no puede seguir siendo el Perú- hasta la formalización de las empresas que funcionan como tales; desde la dotación de una infraestructura sanitaria acorde con el nivel de un país que aspira a ser desarrollado y formar parte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), hasta la prestación de servicios públicos básicos de buena calidad; desde la impartición de enseñanza acorde con las necesidades de la población estudiantil de todo nivel, hasta el desarrollo del turismo receptivo que convierta al Perú en un centro de atracción de primer nivel. Que nos lleve, en fin, desde el total subdesarrollo en que nos encontramos, hasta ser un país del Primer Mundo, como por designio ancestral nos corresponde.
(*) Historia del Instituto Nacional de Planificación - Perú (extraído de internet).
Gordito, no te resientas conmigo. En el mejor de los casos, debo haber entendido mal lo que me sugerías y, en el peor, debo haber tenido alguna otra idea entre manos que no me permitió visualizar correctamente la magnitud de lo que me proponías. En la Columna que comentas, estoy proponiendo la reactivación del INP, mejorando o corrigiendo lo malo que pudo tener el anterior, pero no para hoy, para el futuro; por supuesto que estoy de acuerdo contigo en que no se podría tratar de planificar las acciones a tomar ni los pasos a dar sobre lo que está en marcha, en ese caso sólo queda analizar lo que hacen los demás y tratar de copiar lo bueno para…
Hace algún tiempo, a principios de tu columna rechazaste mi teoría de reforzar una organización de planificación y control por que a tu parecer significaba inflar las funciones del estado con mas personal y lo desdeñaste tajante mente,, hoy recoges como una evidente necesidad, para que un estado Nostradamus tenga planificadas las emergencias a las que tuviese que afrontar.. Pero es el caso ahora , que creo, ya no sería materia de una nueva Institución de planificación, sino mas bien de mantener Pull cibermético a ordenes y control de los representantes del gobierno del País, que detallen la proporción de los iconos a alcanzar mientras se vayan desarrollando estadísticamente. Entrar a hacer estrategias cuando ya se está dan…