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Foto del escritorAlfonso Abad Porras

PURÚS

Purús es una de las cuatro provincias de la región Ucayali. Limita al este con la provincia de Atalaya -de la misma región- y, al sur, con la provincia de Tahuamanu (Madre de Dios), mientras que al oeste y norte limita con el estado de Acre (Brasil). Esta provincia, de 17 847.76 km2, fue creada el 1 de junio de 1982 por Decreto Ley 23416. Su capital es el distrito de Puerto Esperanza, y el principal río es el Purús, una imponente vía fluvial que desemboca en el Amazonas.


Según el Gobierno Regional de Ucayali, en la provincia de Purús habitan unas 5 mil personas, de las cuales 1200 viven en Puerto Esperanza. Mientras que 3800 corresponden a la población que está conformada por 47 comunidades indígenas de diversa etnias autóctonas: Cashinahua, Sharanahua, Culina, Mastanahua, Ashaninka, Amahuaca y Yine.


La provincia de Purús destaca por poseer una vasta biodiversidad amazónica debido a su ubicación, que colinda con áreas naturales protegidas como el Parque Nacional Alto Purús, la Reserva Comunal Purús, así como la Reserva Territorial Madre de Dios y la Reserva Indígena Mascho Piro. Esta riqueza natural, sin embargo, contrasta con las necesidades de la población, que hasta hoy no han sido atendidas.


De acuerdo con el Plan de Acción Directa Purús, documento publicado por el Gobierno Regional de Ucayali, los servicios ligados a Educación y Salud son considerados de baja calidad, debido a la infraestructura (colegios y centros de salud precarios) y a la falta de profesionales. Hasta el 2016, por ejemplo, no estaba cubierto el total de plazas para profesores en la zona. La salud de la población infantil es otro de los principales problemas. La desnutrición crónica en niños menores de 5 años es del 26.10%. En anemia crónica, alcanza al 59.60% de los niños menores de 3 años de edad (Endes - Minsa 2014).


El servicio de agua y desagüe, en Puerto Esperanza, aún está en proceso de implementación. En cuanto a fluido eléctrico, sólo hay electricidad 3 horas al día (de 6 pm a 9 pm) y esta se genera a través de un grupo electrógeno. A veces, incluso, el servicio se da por menor cantidad de tiempo, cuando hay escasez de combustible. La conexión telefónica es otro problema. Sólo llega la señal de una empresa de telefonía en ciertos sectores; en el caso de internet, el servicio es lento o nulo.


A pesar de lo ya descrito, para la población y autoridades, uno de los mayores problemas en la provincia es la falta de conectividad con el resto del país. Para llegar a Puerto Esperanza, por ejemplo, sólo existe la vía aérea desde Pucallpa (capital de Ucayali), a través de vuelos cívicos, vuelos subsidiados y vuelos privados (chárter).


Por vía fluvial, sólo se puede llegar a la provincia a través del río Purús pero accediendo por el distrito de Santa Rosa do Purús, ubicado en el estado de Acre (Brasil). Este viaje se realizaba principalmente para la compra de alimentos de primera necesidad, ya que los productos que llegaban en avión tenían un alto costo debido al flete -hasta mayo de este año costaba 7 soles por kilogramo-. Por ejemplo, un kilo de arroz podía costar hasta 10 soles, un kilo de azúcar 8 soles, un balón de gas 150 soles. En cambio, los productos que llegaban por río costaban hasta la mitad, pero igual era mucho más de lo que se paga en cualquier otra parte del país.


Desde el territorio peruano, a Purús sólo se puede llegar vía aérea por Pucallpa, pero los vuelos no son regulares. Por vía fluvial, como está dicho, sólo se llega a través del río Purús desde Santa Rosa do Purús. Este problema de accesibilidad, se ve reflejado en el alto precio de los alimentos de primera necesidad y, sobre todo, en la atención de emergencias de salud; muchos pacientes que necesitan traslado urgente a Pucallpa o Lima, tienen que esperar la disposición de avionetas.


La provincia de Purús destaca porque colinda con el Parque Nacional Alto Purús, una zona importante de biodiversidad, que aún ha sido poco explorada. Según Chris Fagan de la organización Upper Amazon Conservancy (UAC), esta área natural protegida tiene uno de los niveles de biodiversidad más altos en el mundo. “El Parque Nacional Alto Purús es importante para la biodiversidad a nivel mundial. Como el parque más grande del Perú (2 510 694.41 hectáreas), funciona como el corazón de un enorme corredor de animales silvestres desde el Parque Nacional del Manu hasta Acre, en Brasil, y es quizás el refugio más grande en todo el Alto Amazonas. El parque es clave para la protección de distintas especies amenazadas que ya no existen en otras partes de la cuenca, como el paiche y la caoba. También, protege las cabeceras de varios afluentes importantes, donde emigran muchas especies de bagres de alta significación para toda la cuenca”, destaca Fagan, quien ha realizado diversos estudios en la zona.


En esta, además, se garantiza la protección del territorio ancestral de numerosas comunidades nativas vecinas y de grupos en aislamiento voluntario al interior del parque nacional. “Creo que no todos entienden la diversidad biológica y cultural que protege el paisaje Purús – Manu. Es uno de los lugares más silvestres en el planeta. No hay otros lugares tan grandes y con las características especiales de flora, fauna y tribus indígenas incluyendo algunas de las últimas tribus aisladas en el mundo. No sólo Perú, todo el mundo tiene la responsabilidad de proteger este paisaje más o menos intacto, sin embalses ni carreteras, donde los habitantes pueden preservar su cultura y vivir en armonía con la naturaleza”, agrega Chris Fagan.


Valdemar Rodríguez Moura, comerciante brasileño, fue el encargado de trasladar material de construcción para esta pista a través de sus embarcaciones (de 60 a 80 toneladas) que navegaron 15 a 20 días desde Río Branco a través del río Acre y luego por el río Purús. Vive en Santa Rosa do Purús, localidad brasileña ubicada frente a Palestina en Perú.


A diferencia del centro poblado peruano, Santa Rosa posee todos los servicios: electricidad las 24 horas, internet, agua y desagüe, centros de salud, colegios, centros comerciales, e incluso cuenta con movilidad escolar. Además, los vuelos son interdiarios -3 o 4 vuelos al día-. Según el comerciante, que además es uno de los fundadores de la localidad, “Santa Rosa está mejor que Puerto Esperanza porque yo creo que tiene que ver mucho con la responsabilidad de sus autoridades”.


El año 2017, se promulgó la Ley 30574, que declaraba de interés nacional el desarrollo sostenible de la provincia de Purús, priorizando la conectividad multimodal -se denomina multimodal, porque usa diversos modos de transporte: aéreo, fluvial y carretera-, respetando las áreas naturales protegidas y los pueblos indígenas, en especial a los pueblos en situación de aislamiento y contacto inicial. Esta norma se refería principalmente a promocionar la ruta ya existente que va desde Puerto Esperanza a Santa Rosa do Purús -3 a 5 horas vía fluvial-, Santa Rosa a Manoel Urbano (15 horas vía fluvial, río abajo), Manoel Urbano a Río Branco (4.5 horas por carretera), y Río Branco hasta Iñapari en Madre de Dios (4 horas por carretera). Usando deslizador y auto, es en promedio 25 horas (41 horas de regreso río arriba). La otra alternativa es ir de Puerto Esperanza a Santa Rosa -3 a 5 horas vía fluvial-, de Santa Rosa a Río Branco (1 hora vía aérea) y de Río Branco a Iñapari (4 horas por carretera). El tiempo estimado es de 12 horas.


Para los que conocen la ruta multimodal, uno de los principales problemas es la falta de importantes instituciones en la frontera, como la Superintendencia Nacional de Administración Tributaria (Sunat), el Servicio Nacional de Sanidad Agraria (Senasa), Migraciones, Policía Nacional, Banco de la Nación, entre otros. Iván Dávila, representante de Transportes Fénix, empresa que ya ha recorrido esta ruta, comenta que para un comerciante que realiza esta ruta es necesaria la presencia de Aduanas. “Cuando llegamos con productos de Brasil a Perú, necesitamos que Aduanas nos dé el visto bueno y tenemos que hacer un gasto fuerte para llevar a un intendente desde Pucallpa a Purús, a través de un vuelo privado. En total, el viaje de este representante nos cuesta unos 20 mil soles”, afirma el transportista.


En el caso de traslado de productos agrícolas y carne, por ejemplo, necesitarían de una oficina de Senasa, pero aún no existen las condiciones: el centro poblado más cercano a la frontera, Palestina, no tiene un puerto fluvial, no existe un puesto policial y casi todos los productos que consumen son brasileños. Si bien los productos no deberían entrar o salir sin un estricto control, las autoridades del país vecino han optado por dejar que los peruanos entren y compren lo necesario para supervivencia.


Emilio Montes, presidente de la Federación de Comunidades Nativas del Río Purús (Feconapu), manifiesta que se necesita que se avancen los estudios de la ruta multimodal para que pueda ser usada cuanto antes. “Necesitamos la multimodal, hay que hacer seguimiento a esta ley para que sea más rápido el funcionamiento de esta ruta. Para que funcione, debe haber instalaciones de diferentes instituciones del Estado, por ejemplo: Sunat, Senasa, un puesto de Policía, Migraciones, entre otros. Mientras no exista eso, no habrá nada. Nadie va a poder transitar”, afirma. “Si la implementación de la multimodal se hace visible, difundiendo y probando el transporte de combustible y víveres, desde Iñapari hasta aquí (Purús), empezaremos a transitar. Al mismo tiempo se sumará la gente, se acostumbrará. Si no hacemos eso, sólo el nombre va a quedar”, señala el líder indígena.


Montes también dice que una de las opciones para generar ingresos económicos es el manejo de recursos naturales. “Por ejemplo, ahora estamos trabajando en la venta de semillas de caoba, aceite de copaiba, artesanía, pero todo es lento”, aclara. “Los pueblos necesitan actividades productivas que el Estado puede fortalecer. Por ejemplo, existen programas como el Vaso de Leche, Comedor Popular o Qali Warma y los productos que se consumen los traen de Pucallpa, cuando varios de esos productos pueden salir de las comunidades nativas, del sembrío de arroz o frejoles. Se debería comprar a las comunidades nativas para que se ganen la vida; necesitamos ese tipo de atención, necesitamos que el Estado cambie”, afirma el líder indígena.


“Los pueblos indígenas necesitan trabajo, necesitan utilidades. El pueblo indígena quiere vivir ganando algún dinero, pero no como regalo, sino a cambio de su trabajo, de sus recursos. Por tal motivo, están saliendo a la ciudad; muchos se han ido a la ciudad de Pucallpa, hasta se han ido a Ica; otros, nos dicen que los purusinos estamos sentados en un banco verde, pero nosotros no sabemos cómo aprovechar ese banco verde”, manifiesta.


El 24 de agosto de 2021, el Presidente Pedro Castillo visitó la provincia de Purús, región Ucayali, donde afirmó que “su gestión gubernamental tiene una agenda para atender las necesidades del país e indicó que es importante escuchar a las autoridades locales respecto a los temas urgentes de sus zonas”. Junto con él, llegaron el Gobernador Regional de Ucayali, los ministros de Economía y Finanzas; de Vivienda, Construcción y Saneamiento y de Transportes y Comunicaciones, para accionar sobre las demandas planteadas, por falta de conectividad, vuelos cívicos, conexión a internet, entre otras necesidades, debido a que es una de las zonas más alejadas de Ucayali que colinda con Brasil.


Después de esta visita y de los ofrecimientos de ayuda que hizo el mandatario, como cabe suponer dada su presencia en el lugar y las demandas de la población, se acaba de publicar en el diario El Comercio -lunes 17 de octubre del presente- que Los habitantes de Purús viven sin agua potable y sin centros médicos especializados, así como que la mayoría se encuentra en situación de pobreza extrema, por lo que muchos de los habitantes de sus comunidades buscan ser parte de Brasil ante el abandono del Estado Peruano.


Esto, sólo puede tener una interpretación: a pesar de conocerse las enormes incomodidades que sufre la población -si el detalle anterior lo puede encontrar quien le dedique unos minutos a la búsqueda en internet, en el Gobierno tienen que haberse informado antes del citado viaje-, nada menos que el Presidente de la República ha ido a hacer ofrecimientos que han hecho albergar esperanzas de mejora de su nivel de vida, para que el tiempo esté demostrando que se ha cometido una burla y se ha actuado con la más absoluta indolencia hacia ellos, nada menos que por parte de la más alta autoridad del país.


La citada publicación periodística da a conocer que esa población carece de agua limpia -entiendo que potable- bebe desde hacen diez años agua de río y sufre de diarrea, dolor de estómago, náuseas, dolor de cabeza y parásitos. Asimismo, que durante la pandemia no se les envió ningún tipo de medicamento, que su forma de atacar el mal e intentar curarse, era hervir sus plantas con agua, tapando luego al enfermo con una colcha para que respirara el vapor. Uno de sus líderes contó, también, que en mayo del año en curso, el Gobierno cortó los denominados “vuelos cívicos” -por su bajo costo, pero esporádicos- que permitían a su gente viajar y atenderse en los hospitales de Pucallpa -la capital de Ucayali-. Eso, generó una crisis sanitaria en Purús, en donde sólo existe una posta médica para la atención de urgencias.


A los purusinos que se han nacionalizado brasileños y se han ido a vivir a Acre, les dan un subsidio mensual de 1600 reales -equivalentes a aproximadamente 1200 soles-, con el que tienen acceso a la variedad de productos y servicios que allí se ofrecen. Cada vez son más los que están adoptando esa medida.


Las autoridades no sólo tienen olvidado a Purús: ahora, con la mayor indolencia, usan a estos pueblos para ganarse aplausos pero, en realidad, se burlan de su población.


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