En 2019, un grupo de alumnos de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI), de las Facultades de Ingeniería Física, Mecánica, Mecatrónica y Electrónica, creó un proyecto para estudiar la estratósfera con el propósito de combatir la emisión de gases que producen el calentamiento global, al que denominó Wanka (roca). El instrumento al que dio lugar este proyecto, podría ser clave para contrarrestar el calentamiento global, ya que es capaz de medir la concentración de aerosoles en la atmósfera -lo que efectúa mediante el análisis de partículas de la estratósfera- para luchar contra el cambio climático. Este proyecto es uno de los 12 que selecciona anualmente a nivel mundial la Universidad de Louisiana (Texas – EE. UU.), siendo el único escogido de Latinoamérica. Al aparato producido, le pusieron por nombre, Wanka-2.
El Proyecto Wanka fue creado en el 2019 y actualmente cuenta con 16 miembros. De ellos, 14 son alumnos y egresados recientes de distintas facultades de la UNI; los otros dos pertenecen a la Pontificia Universidad Católica del Perú y la Universidad Nacional Federico Villareal, respectivamente. Este año, por parte de la UNI, viajaron Martín Salazar, María Muñoz (coordinadora del área de electrónica) y Daniel Rosales (miembro del equipo de análisis de datos). Mientras que, por parte de la Pontificia Universidad Católica del Perú, se trasladaron Ramiro Tintaya y Darío Huanca, quienes forman parte del equipo de análisis de datos y comunicaciones.
Wanka-2 es una carga útil capaz de medir la concentración de aerosoles en nuestra atmósfera y contribuye a los esfuerzos de la comunidad científica para enfrentar el calentamiento global. “Existen aerosoles -partículas diminutas de materia- que reflejan la radiación solar en lugar de retenerla en nuestra atmósfera. Nos interesa profundizar los conocimientos al respecto porque podrían ser los pilares de nuevas tecnologías que nos permitan contrarrestar el calentamiento global”, explica Martín. Mediante un concurso que lleva a cabo anualmente la universidad norteamericana, el aparato fue seleccionado por un programa de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio de EE.UU. (NASA) para lanzarlo y ponerlo en funcionamiento.
El Wanka-2 es un aparato tipo ‘payload’ o carga útil, rectangular. En su interior, cuenta con un mecanismo que analiza las muestras gaseosas, hasta que llega a la estratósfera, donde ya no hay aire, y captura partículas suspendidas gracias a diversos sensores; la información obtenida, es almacenada en una memoria interna. El objetivo del concurso que promueve la citada universidad, es llevar a la estratósfera los dispositivos diseñados por estudiantes que, en el marco de investigaciones diversas, buscan recolectar información sólo disponible a esa altura. “La plataforma tiene espacio para 12 dispositivos de diferentes universidades. En setiembre de 2021 enviamos la solicitud a la NASA, con un documento técnico que incluía las especificaciones y los objetivos del proyecto. Les gustó la propuesta y hemos ganado una de las 12 plazas, en esta convocatoria que está abierta a todas las universidades del mundo”, aclara Salazar.
Wanka-2 es capaz de medir la concentración de aerosoles en nuestra atmósfera y contribuye a los esfuerzos de la comunidad científica para enfrentar el calentamiento global. “Existen aerosoles -partículas diminutas de materia- que reflejan la radiación solar en lugar de retenerla en nuestra atmósfera. Nos interesa profundizar los conocimientos al respecto porque podrían ser los pilares de nuevas tecnologías que nos permitan contrarrestar el calentamiento global”, explica Martín.
Esta carga útil es una versión corregida y mejorada de la enviada a la estratósfera en setiembre de 2021 -año en que fueron seleccionados por primera vez-, y los miembros del proyecto adelantan que volverán a postular para la edición 2023 del programa.
El jueves 8 de setiembre, la NASA, desde sus instalaciones en Fort Summer (Nuevo México), lanzó a la estratósfera el Wanka-2. Por más de 15 horas, se elevó por encima de los 40 km de altura con el objetivo de recopilar información que contribuya a los esfuerzos de la comunidad científica para enfrentar el calentamiento global. “Hemos puesto mucho esfuerzo en este proyecto; después de tanto trabajo, el Wanka está en la estratósfera a bordo de un vehículo de la NASA y hemos logrado posicionar a la UNI, por segundo año consecutivo, junto a varias universidades prestigiosas de Estados Unidos”, manifiesta el investigador principal del proyecto, Martín Salazar.
Por haber sido seleccionado su proyecto, una parte del equipo de estudiantes de la UNI autor Wanka-2, viajó a las Instalaciones para Globos Científicos de Columbia (CSFB, por sus siglas en inglés) de la NASA, ubicado en Texas. Una vez allí, sometieron al dispositivo a pruebas térmicas, de vacío y comunicaciones que superó con éxito. La estructura tuvo una tonelada de peso y 200 metros de altura, desde la parte más alta del globo estratosférico hasta la base de la plataforma que lleva las cargas útiles.
Así culminó un proceso que comenzó con la postulación al Programa HASP (High Altitude Student Platform) de la agencia espacial estadounidense en diciembre del 2021. Este programa consiste en el lanzamiento anual de un globo estratosférico creado por la Universidad de Louisiana (LSU) y operado por la NASA, cuyo objetivo es llevar a la estratósfera las cargas útiles diseñadas por estudiantes que buscan recolectar información sólo disponible a esa altura.
El grupo Wanka también trabaja en la elaboración del proyecto Irma, que dentro de pocos meses será lanzado al espacio e instalado en la estación espacial china para ser operado por astronautas en el análisis de bacterias en condiciones de microgravedad.
Es sumamente meritorio que este grupo de jóvenes estudiantes y egresados de las aulas universitarias, básicamente de la UNI, haya logrado por dos años consecutivos ser seleccionado por el concurso que lleva a cabo la mencionada universidad, así como que se le haya escogido para desarrollar un proyecto mediante el cual será instalado un equipo que está produciendo con otra finalidad biológica, como la expresada en el párrafo anterior.
Estas líneas, son sólo para reiterar el reconocimiento de tal mérito, que ya ha sido publicado a nivel de medios de difusión nacionales, así como para recalcar la necesidad de que las autoridades competentes se aboquen a darles cabida en áreas de sus especialidades y, dispongan montos presupuestales para investigación científica a niveles universitario y profesional, además de establecer políticas de desarrollo tecnológico a nivel nacional. Cabe suponer que, si los alumnos universitarios contaran con el apoyo material que necesitan -con el que los aquí mencionados no cuentan, ni han contado nunca-, serían capaces de logros a niveles semejantes de los que deben alcanzar los estudiantes universitarios de países del Primer Mundo, a los que -con toda seguridad- sí se les apoya de esa manera.
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