Con fechas 1° de mayo y 17 de junio de 2020, ofrecí a mis lectores dos Columnas de Opinión que se refirieron a la falta de planificación en nuestro país o, por lo menos, a la falta de divulgación de la misma de que adolece el CEPLAN (Centro Nacional de Planeamiento Estratégico). Asimismo, en otra Columna de Opinión publicada el 7 de mayo del mismo año, alcancé algunas ideas sobre los temas de planificación que se deberían considerar por sector administrativo público -léase ministerios, principalmente-.
De acuerdo a la información que es posible encontrar en internet, el CEPLAN ha creado una base informática de datos y procesamiento de los mismos a la que ha denominado Aplicativo CEPLAN, como herramienta fundamental para que las entidades del sector público lleven a cabo el planeamiento estratégico de sus actividades, registren sus planes y puedan informarse del desarrollo de los mismos e interactuar con la planificación correspondiente al área de su interés -Sector, Pliego, Administrador, Supervisor, Operador POI-. El CEPLAN, a partir de la información indicada y por medios informáticos, lleva a cabo el denominado Planeamiento Estratégico del desarrollo del país, por áreas y en el conjunto de las mismas.
Es así, que actualmente se pueden distinguir los planes estratégicos de desarrollo nacional, Bicentenario: El Perú hacia el 2021 y el que corresponde a la política general de gobierno y, la pre-imagen de futuro al 2030 para el planeamiento nacional, sectorial, multisectorial, territorial e institucional. Se encuentra también, en elaboración, el Plan Estratégico de Desarrollo Nacional Perú al 2050.
Si bien la formulación de los planes reseñados implica un trabajo muy arduo y que requiere de conocimientos e información muy amplios para poderlos entender y seguir, es una falta enorme de transparencia, de parte de quienes tienen esta entidad a su cargo, mantener al común de la ciudadanía desinformada de lo que se planifica para el futuro del país. No pretendo que la información disponible que genera el CEPLAN se ponga a la vista de todos, sería ocioso, un desperdicio; pero sí sería conveniente que con alguna periodicidad se informe a la población, de manera resumida pero inteligible, qué es lo que se está preparando para el futuro mediato del Perú; hasta sería una forma de mantener vigente la planificación ya elaborada y aprobada: en nuestro país es costumbre -mala- muy arraigada que los gobiernos de cualquier nivel que asumen funciones en reemplazo de los que cumplen su ciclo, dejan de lado y muchas veces anulan lo que se hizo en el ejercicio anterior.
El hecho de que la planificación desarrollada fuera pública implicaría que el grupo de gobierno entrante tenga la obligación de continuar por la misma senda; quizás con algunas correcciones más de forma que de fondo, pero sin anular o desvirtuar la planificación original. También, podría implicar -debería- que los profesionales asignados a seguir adelante con lo planificado, mantengan su estabilidad en los cargos que hayan ido ostentando, independientemente de los vaivenes políticos derivados de los cambios de gobierno de cualquier nivel a que me estoy refiriendo.
La indebida falta de información a que nos someten los gobernantes de turno -el CEPLAN depende administrativamente de la Presidencia del Consejo de Ministros y existe formalmente desde el año 2005, aunque sólo fue implementado desde el 2008-, permite suponer que la gran mayoría de peruanos ignora -ignoramos- lo que se ha planificado para el desarrollo del Perú, porque muy poca es la gente que se va a tomar la molestia de buscar en internet información al respecto -es igual que leer El Diario Oficial El Peruano: sólo quienes llevan a cabo actividades relacionadas con las disposiciones oficiales o, quienes requieren contar con alguna disposición de su incumbencia, lo adquieren a diario o cuando lo precisan-. Una muestra palpable de que esto es una verdad de Perogrullo, es el hecho de que ninguno de los planes de gobierno y/o discursos de los candidatos a la Presidencia de la República en el proceso electoral cuya fecha central (para la primera vuelta) es el 11 de abril próximo, menciona nada, planificación o no, que haya sido elaborado en el CEPLAN: simplemente, a sabiendas o no, lo ignoran.
Al inicio de la presente Columna de Opinión, hago referencia a otra que publiqué en la que propongo algunas ideas para el desarrollo del país, las cuales deberían ser objeto de planificación, en caso de ser consideradas válidas. En estos momentos, no sé -ni creo- si alguna de mis ideas podría haber sido tomada en cuenta, toda vez que no hay forma de enterarse de lo que sucede al interior de esa dependencia oficial. ¿Es que los ciudadanos “de a pie” no somos capaces de aportar ideas?; o, ¿no tenemos derecho a proponerlas?
Los medios de difusión, en general, así como el Congreso de la República, se dedican a criticar todo lo que se ha hecho o dejado de hacer, mientras que el Poder Ejecutivo sólo “apaga incendios” (derivados de la pandemia, en su gran mayoría); ninguna de esas entidades, por lo menos no se da a notar, deja de mirar el árbol que tiene en frente, para ver el bosque que está detrás del mismo. Nadie, piensa en el mañana, aunque ese mañana, casi literalmente sea el día siguiente al que se está viviendo.
En mi concepto, si algo positivo se le puede encontrar a la forma en que la pandemia de COVID-19 ha afectado a nuestro país, es el haber sacado a la mayor notoriedad las grandes deficiencias que tenemos. Pero, será algo positivo siempre y cuando hagamos lo necesario para enmendarlo: toca a nuestras autoridades planificar lo que haya que hacer. Es cierto que quienes tienen a su cargo las responsabilidades del Poder Ejecutivo, deben solucionar, a como dé lugar, los problemas que se presentan; pero, con toda seguridad, cada entidad pública puede destinar un equipo de profesionales a identificar primero y a planificar a continuación, lo que en su respectivo Sector haya que hacer.
Si no se hace algo así, una vez más habrán contribuido a hundir más al Perú.
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