La Carretera Central del Perú, oficialmente PE-22 es una vía transversal de penetración en el Perú que parte de Lima y llega hasta La Oroya., en Junín. Su construcción se inició en 1924 y duró 10 años; los trabajos se realizaron considerando los vehículos y las condiciones de la época. En 1950 la Carretera Central fue mejorada, quedando acondicionada para un tráfico de 2,000 vehículos por día; actualmente, tiene un tráfico de más de 7,000 vehículos por día, en su mayoría camiones que proveen de alimentos a la ciudad de Lima.
Esta carretera es parte del eje transversal más importante del Perú, pero al mismo tiempo se encuentra entre las más peligrosas del país y es una de las que más intermitencia presenta en su servicio, ya que constantemente es cerrada por causas naturales como huaycos y nevadas. En temporada de lluvias, entre diciembre y marzo, es habitual que la comunicación entre Lima y la Sierra quede interrumpida durante varias semanas, debido al desborde de quebradas estacionales que durante las lluvias arrastran lodo y piedras de gran tamaño, que destruyen algunos lugares de la carretera. Esta situación provoca desabastecimiento en Lima y pérdidas a los comercios de la sierra y selva peruana que comercializan sus productos usando esta vía. En la zona se encuentran ubicados grandes proyectos mineros, los cuales se ven afectados en sus exportaciones cada vez que suceden estos eventos.
El Estado Peruano desde hace décadas intenta desarrollar proyectos que eviten la congestión y los accidentes, pero dada la complejidad del lugar, todos los proyectos requieren túneles de gran longitud, los que hasta el momento no han podido obtener una viabilidad económica así como tampoco una rentabilidad social suficiente. Por esta imposibilidad, los usuarios de la carretera ante las emergencias no tienen más alternativas que escoger rutas alternas que aumentan los recorridos hasta un 250%, ocasionando incremento en los costos logísticos y disminuyendo su competitividad.
En un programa de televisión con que cuenta el Capítulo de Ingeniería Civil del Colegio de Ingenieros del Perú (CIP), su conductora Ing° Esther Vargas, ha dicho que la Carretera Central es una de las vías más transitadas del país, debido a que es la vía de comunicación terrestre con la capital del país y, a que como tal y dada su mayor población -30% de la nacional- tiene una gran demanda de los productos del Centro del país. Además, que los departamentos por los que pasa esta carretera aportan un gran valor económico al Perú, alrededor del 50% del total.
El año 2017, durante el gobierno de Pedro Pablo Kucynski, se emitió la ley 30568, “que declaraba de necesidad pública e interés nacional la modernización de la infraestructura vial de la ruta PE-22 Carretera Central y la creación de la nueva Autopista Central”. El 25 de marzo de 2021, el entonces presidente Francisco Sagasti, anunció la próxima construcción de la nueva Carretera Central, luego de concluido el proceso de selección del país que apoyará al Perú, que será Francia, con una inversión aproximada de 11,571 millones de soles, por el sistema De Gobierno a Gobierno.
El 30 de enero de 2022, el entonces ministro de Transportes y Comunicaciones, en reunión con representantes de diversas entidades de la zona central del país, anunció la pronta construcción de la Nueva Carretera Central, haciendo énfasis en el propósito de llevarla a cabo en tiempo acelerado, dada la necesidad y urgencia de su realización.
A pesar de los buenos propósitos de llevar adelante los trabajos pertinentes para la construcción de la citada vía, el Ing° Civil Jorge Rodríguez, proyectista de un nuevo trazo para dicha carretera por encargo del Gobierno Regional de Lima, ha objetado la parte del trazo con el que se convocó a un proceso de selección del país que asesorará y apoyará al Perú en la ejecución de esta obra, Francia como he indicado anteriormente, porque a su criterio -ya manifestado formalmente- la parte del trazo que corresponde a Junín presenta incertidumbres y no cuenta con suficientes criterios técnicos para determinar la idoneidad del trazado.
El 26 de mayo último, se publicó en el diario El Comercio que en el presente mes de junio se conocería la propuesta para el trazo definitivo de esta importante carretera. Sin embargo, este lunes 6 de junio el mismo periódico ha publicado que el Colegio de Ingenieros del Perú ha publicado un comunicado en el que pone de manifiesto que el proyecto de la Nueva Carretera Central presenta graves problemas, exigiendo un pronunciamiento del Ministerio de Transportes y Comunicaciones al respecto. Considera que antes de llevar a cabo estudios de medio ambiente, geología-geotécnica y topografía, como los que la Oficina de Gestión de Proyectos (PMO) de Francia ya habría contratado, se debe contar con un trazo oficial; de lo contrario, se genera expectativa para cubrir los errores que ha tenido la iniciativa. Uno de sus expertos, el Ing° Jorge Gutiérrez, recomienda encontrar una ruta alterna a la propuesta originalmente, “a fin de no generar tanto daño ni conflictos”.
Como se puede apreciar, la construcción de la Nueva Carretera Central que estaba proyectado iniciarla a comienzos de 2025, no parece que se vaya a llevar a cabo a partir de esa fecha, excepto que haya una voluntad gubernamental que no ha sido usual en el Perú y que ahora menos que nunca podemos esperar, dada la caótica situación política y gubernamental -Parlamento incluido- por la que atraviesa el país.
Esta, a la vez que necesaria, es una gran obra de infraestructura que -a decir de Francisco Sagasti, cuando se le inquirió al respecto durante su Gobierno- podría ser fuente de empleo para “varias decenas de miles” de trabajadores, aparte del gran desahogo e incremento de las comunicaciones terrestres que significará para una parte importante del territorio nacional cuando llegue a operar.
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