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Foto del escritorAlfonso Abad Porras

LOS NOTICIEROS DE LA TELEVISION PERUANA

Hace tiempo que se dice, de la televisión peruana en general, tanto de la de señal abierta como de la privada, que es de muy baja calidad, por señalarlo de forma educada. Un ejemplo evidente de esta aseveración, es lo que sucede con los noticieros: a continuación, voy a tratar de enumerar lo más notorio.


· “Prenderse” de la noticia.

Es absolutamente común a los noticieros en general que, cuando la noticia de que se trate, llámese policial o política principalmente, pero de mucha notoriedad, los diversos canales de ambas señales, abierta y privada, insistan con el tema hasta que llega a hastiar. No importa, si el hecho que causó la noticia se produjo por decir en el curso de dos o más días antes y ya se publicó en los medios escritos por lo menos de la víspera, los canales se siguen ocupando de ella, como si acabara de ocurrir.


· Repetición de las noticias.

Es usual que los canales de televisión empiecen el día con un noticiero y, que, a lo largo de la jornada, vayan emitiendo “avances noticiosos”. Bueno, lo que sucede prácticamente en todos ellos, es que repiten segmentos noticiosos del primero que han propalado ese día, al que le agregan pequeñas noticias producidas en lo que va del tiempo transcurrido, dando a entender o insinuando que todas, son noticias muy recientes.


· Intervención en los reportajes de calle.

Normalmente, cada noticiero televisivo cuenta con reporteros de calle que permiten al televidente ser “testigo presencial” de la noticia que está propalando el canal. Pues bien, sucede que unos más y otros menos, la mayoría de los locutores intervienen en la presentación de la noticia que hace el reportero de calle, para cuyo efecto usan preguntas -muchas veces desatinadas, porque no se encuentran físicamente en el lugar de los hechos- que corresponde efectuar a quienes hacen el reportaje. En este punto, me voy a detener a identificar a la locutora de Canal “N”, señora Alvina Ruiz, quien practica tales intervenciones como si se tratara de su juego o deporte favorito, con una impertinencia increíble, lo que no permite al reportero de calle cumplir adecuadamente su cometido, ni al televidente sentirse a gusto con esa transmisión, lo que lo hace optar, muchas veces, por cambiar de estación: si los directivos de ese canal quieren seguir contando con audiencia en el horario de la referida locutora, deben corregir ese defecto de ella o reemplazarla.


· Falta de selectividad de las noticias.

Da la impresión de que los reporteros de calle no buscan calidad en las noticias que alcanzan para su propalación a sus mesas de locución respectivas o, que los directores de los noticieros no les imparten las instrucciones adecuadas para que lo hagan: parece que todos buscan las mismas clases de noticias, siempre sensacionalistas y, las más de las veces sobre el mismo o similar tema. Por ejemplo, si se produce un atentado o violación contra una mujer, todos acuden “en tropel” a indagar sobre lo mismo, con lo que se obtiene que en todos los noticieros los televidentes nos “aburramos” con la misma noticia.


Creo que viene al caso contar en este espacio que, en una oportunidad, dirigí un correo electrónico a una periodista que tenía un espacio político y/o de actualidad, diario, en un canal de televisión, para felicitarla y proponerle un “pequeño desafío”: que en cada programa que emitiera, se propalara una buena noticia ocurrida durante la jornada (su programa se emitía a las diez u once de la noche). La citada periodista nunca trató de poner en práctica mi sugerencia -que, al final, lo era- ni, mucho menos, se dignó responderme.


Estimo oportuno plantear, hoy, el mismo desafío a todos los noticieros televisivos del Perú, no sólo con el propósito de que la televisión peruana mejore en este aspecto, que ya sería un logro significativo, sino también para que los televidentes, que debemos haber crecido de manera importante en número con las medidas restrictivas y de confinamiento generadas por la pandemia, estemos dispuestos a ver las señales de televisión locales, antes que las que podamos recibir del exterior vía cable.


· Repetición constante de “tandas” comerciales.

Aunque no es patrimonio exclusivo de los programas de noticias, en el transcurso de los noticieros los canales de televisión se esmeran en transmitirlas en forma repetida, como si no tuvieran publicidad suficiente que exhibir. Se necesita ser imaginativo, para difundir lo que sea por televisión; se trata de no aburrir al televidente, porque se va a ir a otro canal y de las señales locales. Si cada tanda comercial dura entre uno y dos minutos (según el canal de que se trate, puede hasta ser mayor la duración), ¿por qué no partirla en dos y pasarla por partes, de modo que cada tanda no sea tan extensa en tiempo y, a la vez, no se vea lo mismo a cada rato?; ¿por qué no ampliar la cobertura comercial, para tener más publicidad y más variada que exhibir?. Con toda seguridad, ambas alternativas son perfectamente viables para los canales de televisión.

He aquí, algunas de las más notorias faltas o errores, que al final constituyen irrespeto al televidente como destinatario final de los programas televisivos, de los noticieros en este caso, que deberían tener en cuenta los directivos de los canales de televisión, para no perderlos y, consecuentemente, a sus auspiciadores.



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