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Foto del escritorAlfonso Abad Porras

LITIO, UNA BUENA NOTICIA

Con fecha 26 de setiembre de 2018 y, posteriormente, el 22 de abril de 2019, publiqué dos Columnas de Opinión celebrando el descubrimiento de un yacimiento muy importante de litio y uranio en Puno, por parte de la minera Macusani Yellowcake, filial de la canadiense Plateau Energy, así como alertando del riesgo de que nuestra aciaga historia respecto a yacimientos, así de importantes, pudieran ser motivo de ambiciones y robo por parte de peruanos mal intencionados que se encontraran en la posibilidad de aprovecharse de los mismos en desmedro de nuestro país y de todos los peruanos.


El diario El Comercio del 17 de enero último, publica la que considero una buena noticia, en consonancia con lo expuesto en el párrafo anterior de esta Columna: en una conferencia con la prensa extranjera, el ministro de Energía y Minas, Juan Carlos Liu, dio a conocer que el Gobierno Peruano “espera tener listo este año el diseño de la normativa que permitirá explotar en forma conjunta el litio y el uranio localizados en Macusani (Puno)”. El ministro dijo que el Gobierno ha solicitado asistencia internacional a Estados Unidos, para elaborar el marco legal al que se deben regir las explotaciones de minerales radiactivos, por carecer el Perú de dicha normativa.


Si bien resulta bastante largo el camino a recorrer para que los peruanos sintamos que ya disponemos de una riqueza natural que está dando sus frutos y sacándonos de la pobreza, de todas maneras representa la posibilidad de que se está encaminando el descubrimiento mencionado por la forma adecuada de llegar a su explotación, sin que se presente la sombra de malos manejos que nuevamente nos perjudicarían.


No creo ser excesivamente optimista al interpretar así la noticia que motiva esta Columna, porque al actuar de la forma expresada por el ministro, se aprecia la voluntad de hacer las cosas bien: es natural que el Perú no cuente con ninguna normativa legal para efectuar explotación de minerales radiactivos, porque nunca antes se ha dado esta situación en nuestro país; también lo es, que se deban seguir una serie de pasos, en forma ordenada, para que estemos en posibilidad de producir y comercializar las reservas descubiertas. ¿Por qué el litio está mezclado con el uranio?, evidentemente es una forma de presentación con que la naturaleza nos pone en la órbita de país productor de uno o ambos minerales (litio y uranio) encontrados; supongo (quiero hacerlo) que así debe haberse dado en los demás u otros países que cuentan con yacimientos similares, en este caso de litio.


De lo que se trata, es de que se trace una “hoja de ruta” y que se siga la misma, al pie de la letra. Que no se produzcan desvíos de la misma, que den lugar a distorsiones mal intencionadas, en desmedro de los peruanos en general. Sí creo en la necesidad de cuidar al máximo nuestros intereses, para que no se produzcan “sorpresas desagradables”, con el consiguiente perjuicio general; creo que se debe crear un ente supervisor de las actividades que constituyan o conformen esa hoja de ruta y que, periódicamente, den a conocer en forma pública los avances que se vayan logrando.


Al reseñar la información periodística, no pretendo lucirla como un logro de mi parte, por haberme ocupado antes del descubrimiento del yacimiento de litio; en realidad, considero altamente probable que quienes están en el manejo de esta situación, ni se hayan enterado de las inquietudes que puse de manifiesto en las dos Columnas que publiqué. Sin embargo, también podría ser que un a o más personas involucradas lo hubieran hecho y que hubieran tomado acción en consecuencia.


Siendo todo posible, sería por demás vano de mi parte pretender que tuve algo que ver en el camino aparentemente ya emprendido para explotar el mencionado yacimiento de litio. Sin embargo, algo que sí se puede concluir, es que las redes sociales pueden contribuir, como efecto multiplicador, al logro de una finalidad; por ello, pido a quienes comparten el fondo o propósito de mis redacciones, acompañen el propósito de las mismas, sirviéndoles de una especie de “caja de resonancia”.


Creo que se cumpliría, una vez más, el dicho tan obvio “la unión hace la fuerza”.



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