La verdad, no me lo explico. ¿Cómo es posible que, desde Alberto Fujimori hasta el presidente que inició este período gubernamental, Pedro Pablo Kuczynski, todos los que tuvieron ese cargo estén acusados de corrupción?; y, ¿la presidenta de un partido que alcanzó la mayoría absoluta en el Congreso en las últimas elecciones, esté presa preventivamente, por lo mismo? Esto, es algo que nunca antes se había visto en el Perú; al menos, en los libros la Historia nunca fue mostrada de esa manera.
Naturalmente, si quienes personifican a la Nación son corruptos, todos o la gran mayoría de quienes ostentan otros cargos (menores) en la frondosa burocracia peruana, más tarde o más temprano tienden a serlo. En suma, se llevan al país “en peso”. ¿Es que tan ciegos hemos sido, como para elegir personas que no solo no merecían serlo de nuestra parte, sino que no fuimos capaces de ver sus ansias de “llenarse” a costa de todos los peruanos? Estoy empezando a creer que siempre ha sido así, pero que el desarrollo tecnológico recién ha permitido que nos enteremos públicamente de que esto sucede: ¿es que puede haber quien demuestre lo contrario?
No lo creo y sí acepto la suposición de que nos han hecho víctimas de grandes robos como país, a lo largo del tiempo. No puedo olvidar el atraso proverbial en que las autoridades siempre han querido que vivan nuestras poblaciones más vulnerables, que a la vez son las más pobres, tanto en el ámbito urbano como en el rural y, que a su vez, constituyen la verdadera masa electoral; es decir, aquellos a quienes fácilmente siempre han podido “convencer” para ganar sus votos: mientras más falta de educación ha sido esa masa, más y mejor se aprovecharon siempre de ella.
Y, esto, me lleva al remedio que debemos comenzar a aplicar desde ahora, para que el Perú entre, realmente, a un mejor nivel de vida como país y los peruanos vivamos mejor y sin frustraciones, como nos tiene que estar sucediendo en estos momentos a la gran mayoría de compatriotas: tenemos que desarrollar la educación a todo nivel, porque si los electores aprendemos a discernir sobre lo que nos conviene o lo que no, habremos de escoger a mejores gobernantes y autoridades.
Por lo tanto, nuestra lucha constante debe ser porque nuestros hijos reciban más y mejor educación. Cuando digo más, me refiero a que la educación que se les imparte abarque más áreas humanísticas: desde hacen varios años, se han suprimido cursos tales como Educación Cívica, Economía Política, Psicología, Lógica y Etica, Instrucción Pre-Militar, Educación Física. Estos cursos no solo deberían volver a impartirse, sino que habría que añadir otros o ampliar los anteriores en aspectos tales como la buena relación con los demás, el civismo aplicado a nuestro contacto con nuestro prójimo, el respeto a los demás (niños, ancianos, mujeres, gestantes, impedidos físicos), el amor a la patria, la buena conducta, valores, etc.
Al referirme a mejor educación, lo hago pensando en lo inadecuada que debe ser la educación memorística, para que las evaluaciones internacionales (en especial la prueba PISA) nos ubiquen en los últimos lugares de la tabla de puntuación (la evaluación PISA del año 2013 nos ubicó en el lugar 65 de 65 países evaluados). Soy fiel creyente de que esa metodología de enseñanza es, por decir lo menos, deficiente; propugno que se le reemplace por una metodología participativa, que daría a los estudiantes la oportunidad de aprender el por qué de lo que aprenden, no solo a memorizarlo.
Dado que la infraestructura escolar puede resultar insuficiente, la alternativa para mejorar la educación de la manera que sugiero, tendría que ser incrementando la cantidad de años de estudios. Quisiera lograr que se abra un debate sobre esta sugerencia: no solo mejoraríamos como país para escoger mejor a nuestras autoridades, por haber sido beneficiarios de una educación mucho mejor; mejoraríamos, también, como país.
Mientras más nos demoremos en cambiar, más nos demoraremos en mejorar.
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