Este lunes 24 de junio, el Dr. Elmer Huerta, especialista en Salud Pública, presentó en el diario El Comercio, el extracto de un artículo publicado en la revista Science por economistas norteamericanos y europeos, el cual muestra los resultados de un estudio sobre la honestidad cívica efectuado en 355 ciudades de 40 países, entre ellos el Perú. Dada la importancia del tema, creo conveniente dedicar la presente Columna de Opinión a tratar de responder, desde mi personal punto de vista, a las preguntas que el Dr. Huerta hace a sus lectores al finalizar su artículo, con motivo del pobrísimo resultado obtenido por el Perú: 38°, superando sólo a Marruecos y China.
El estudio, consistió en medir la reacción de las personas, frente a una situación inédita: alguien les entrega una billetera, vacía de dinero o con alguna cantidad, con algunas tarjetas de visita y una llave, diciendo que no tiene tiempo de buscar al dueño de la misma, a efectos de ver si la persona que recibe la billetera la devuelve o no. Las preguntas del Dr. Huerta y mis respuestas a las mismas que someto a consideración de mis lectores, son las siguientes:
¿Qué tenemos que hacer para que el clima social peruano sea menos deshonesto? A mi modo de ver, se requiere de una reforma integral, que incluya modificar los hábitos y procedimientos de los servidores y entidades del sector público, para lo que habría que empezar por nombrar una comisión de notables y muy respetados personajes, cuya misión sería analizar, una por una, las diversas actividades que conllevan a la existencia de ese llamado “clima social”, determinar sus deficiencias y sugerir las medidas correctivas a que haya lugar. Probablemente, la comisión que se nombraría hubiera de crear sub-comisiones por todas y cada una de las entidades a evaluar, cuyos resultados consolidaría y propondría como un informe final al Gobierno el que, a su vez y luego de evaluarlo, convertiría en proyecto de ley que sometería a consideración del Congreso de la República.
¿Qué ejemplo deben recibir los peruanos, para que las nuevas generaciones admiren la honestidad y rechacen la deshonestidad? En mi concepto, más que ejemplos, se deben impartir valores en la formación escolar, con carácter de materia primordial y a lo largo de toda la formación, para que los educandos dejen las aulas al término de su etapa escolar imbuidos de los mismos, con lo que difícilmente tenderían a la deshonestidad. Naturalmente que, en forma paralela, se debería buscar y dar publicidad a actitudes que promuevan el desarrollo de tales valores, lo que permitiría reforzar con ejemplos reales y de la vida diaria lo que se imparte a los escolares; para lograrlo, una de las medidas más efectivas podría ser concertar con los directtivos de los medios de difusión que propalen noticias en ese sentido, sin que ello en modo alguno implique presiones o limitaciones a su calidad de independientes.
¿Cómo podemos promover la honestidad cívica? Como ya lo he dicho líneas arriba, considero que sólo mediante un cambio significativo en la Educación se podría lograr que la actitud actual de los peruanos cambie para mejorar. Esto, implica que habrá de tomar un tiempo bastante prolongado lograr que la mentalidad y la actitud de los peruanos frente a la honestidad cívica cambie para mejor; sin embargo, es necesario reconocer que ningún cambio de esta magnitud podría hacerse en un lapso corto, es decir, a las actuales autoridades sólo les tocaría encaminar la reforma integral de que hablé inicialmente y dejar sentadas las bases para que los siguientes gobiernos que las sucedieran continuaran este proceso de cambio.
¿Quién debe liderar ese cambio? El Gobierno debería liderar el cambio propuesto, hasta recibir el resultado del levantamiento de información y las respectivas conclusiones y recomendaciones que le alcanzara la Comisión de Notables a la que se le asignara la responsabilidad de elaborar este estudio. Una vez recibido el informe respectivo, el Gobierno debería presentar al Congreso un Proyecto de Ley que convierta en tales los pasos a seguir.
Considero muy difícil que la reforma política que tanto defiende en estos días el Ejecutivo, pueda llegar a consolidar el propósito de mejorar significativamente la honestidad cívica de nuestro país.
Salvo mejor parecer.
Preguntas interesantes y buenas respuestas, incluyo en ellas que la base es la guía y educación en el hogar , inculcando a los niños los valores, es indispensable que la curricula escolar incluya Educación Cívica y Educación familiar, de esa manera se complementaría el trabajo de los Padres en el Hogar, la Iglesia, el Municipio y otras entidades podrían programar Talleres Cívicos para Jóvenes y Adultos que involucren en todo momento la importancia de aspectos importantes en el desenvolvimiento general del ciudadano; por ejemplo, Honradez, Honestidad, cabalidad,Veracidad, buena conducta, Respeto, Amor a su país y a las Autoridades que nos representan, entre otros. Estamos involucrados todos los peruanos, ojalá que podamos hacer más a partir de este documento.
Me parece que la honestidad es inherente a la familia, el colegio, la Universidad, la Iglesia. a los grupos de amigos, clubes sociales y otros. Sin embargo los valores se enseñan en casa, los padres son los instructores , ese aprendizaje se complementa sin duda, en el colegio, vvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvv ................. vvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvv vvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvv