Leyendo hace poco el periódico, vi en una página interior del mismo que publicaban la entrevista a un empresario exitoso el cual, en la leyenda de una fotografía suya que ilustraba la entrevista declaraba, en relación con su éxito empresarial que, desde varios años atrás, en su empresa “venían haciendo patria”.
La expresión, que he escuchado de vez en cuando a lo largo de toda mi vida, a mí me dice mucho; pero no sé si estoy en lo cierto o, si para el común de las personas significa lo mismo, es decir si la interpretación que todos le damos en caso de actuar de alguna forma o con determinada intención, es la correcta.
Lo primero que se me ha ocurrido, para llegar a una interpretación adecuada, es buscarla en medios más autorizados que mi propio conocimiento, aunque no se trate de un diccionario propiamente dicho. He aquí la que puedo transcribir:
Hacer patria, significa tener amor a la nación donde se ha nacido (o a la nación que se siente como propia) y procurar su bien. “Hacer deporte, es hacer patria”; “hacer patria es anteponer nuestros logros por el crecimiento de la patria y la solución de los problemas de nuestros hermanos”; “.....el desafío de hacer patria, consiste en que entre todos construyamos un proyecto de país nacido del diálogo plural”.
Consideré pertinente buscar ejemplos que ilustren el significado de esta expresión; encontré las siguientes formas de “hacer patria”:
· Colocando los desechos en los lugares destinados para este fin y segregándolos para que su reciclaje sea el óptimo posible.
· Votando a conciencia en los procesos electorales.
· No aceptando dádivas de candidatos o funcionarios.
· Manejando a la defensiva, siendo cortés en el manejo y usando siempre el cinturón de seguridad. O, siendo un peatón responsable.
· Pagando mis compromisos financieros y fiscales a tiempo.
· Haciendo voluntariado. Hay muchas instituciones que requieren tu tiempo, más que tu plata.
· Donando sangre de forma voluntaria (o acompañando a alguien que sí pueda).
· Protestando contra la impunidad.
· Emprendiendo, para poder generar más oportunidades de empleo.
· Compartiendo nuestras tradiciones y legado cultural con los menores.
· Siendo solidario con los extranjeros que buscan trabajo de forma honrada.
· Mordiéndote la lengua, si no tienes nada productivo que decir sobre otro ser humano.
· Haciendo uso responsable de los servicios básicos.
· Llevándome mi basura conmigo cuando voy a la playa, río, de campamento.
· Haciendo turismo interno.
· Promoviendo la equidad y denunciando cualquier tipo de violencia de género.
· Estacionándome bien, no como si hubiese aprendido a manejar en un potrero.
· Generando espacios seguros y aceptación a la comunidad LGTBI.
· Celebrando a nuestros artistas y atletas.
· Participando de iniciativas comunitarias.
· Sirviendo como mentor para un colega más joven.
· Leyendo/viendo/escuchando las noticias. Un ciudadano informado tiene poder.
· Compartiendo transporte con algún vecino o colega para evitar o disminuir obstrucciones de tránsito (en la medida de lo posible).
· Incluyendo y respetando a los discapacitados.
· Ofreciéndote a ser conductor designado, si vas de fiesta.
· Apoyando al microempresario y al artesano sin abusar en el regateo.
· Exigiendo transparencia de nuestras instituciones.
Hacer patria, en suma, significa obrar bien y en beneficio de los demás, considerando a estos últimos -los demás- no sólo como parte de nuestro entorno, sino también como parte de la misma nación con la que nos identificamos. Es decir, hacer algo que, directa o indirectamente, implique beneficio para otros seres con los que compartimos aspiraciones o ideales comunes, aunque al momento de hacer ese “algo”, no esté dirigido a alguien en particular.
Llevado esto a la política, tenemos que reconocer, lamentablemente, que las autoridades -elegidas o nombradas por aquellas- hacen cualquier cosa, menos “patria”, porque para todos es obvio que la gran mayoría de ellos, si no todos, de lo que menos se preocupan es de obrar con la intención del bienestar ajeno; incluso la interpretación de alguna ideología es que le conviene la pobreza y la ignorancia de la gente, para poder beneficiarse a sus expensas.
El Perú está atravesando por uno de los más difíciles momentos de su historia; se supone que más tarde -el extremo sería el 28 de julio de 2026- o más temprano, habremos de contar con un nuevo contingente de autoridades. Necesitamos que esa gente llegue a “HACER PATRIA”; así, en negrita y con mayúsculas, porque hasta ahora no hemos tenido a nadie así. Tal vez, haya habido uno que otro bien intencionado, pero que se rodeó o se dejó ganar por quienes lo acompañaban y/o por el sistema de corrupción imperante.
Cierto es, que tendremos las autoridades que elijamos: tratemos, pues, de elegir correctamente. Primero que a nadie, a nosotros como electores, nos tocará “hacer patria”, eligiendo a las autoridades más idóneas para que estas sean las indicadas, las que sí harán obra para bien del país y de los peruanos, los que sí van a “hacer patria”.
Dada nuestra formación -referida a todos los peruanos-, los ejemplos o definiciones mostrados líneas arriba, resultan difíciles de aplicar para el común de las gentes; algo que se ve tan natural en el papel, puede ser increíblemente difícil de aceptar como para llevar a cabo por cualquiera de nosotros. Si bien, considero que la formación para actuar de la forma correcta, en vez de rechazarla instintivamente, debiera ser impartida en el hogar paterno, difícilmente podría darse si todos ya estamos “mal formados”; por consiguiente, toca al Estado impartirla mediante disposiciones a cargo del ministerio de Educación para que, desde sus primeros años, los niños aprendan a valorar lo que es o debe ser “hacer patria”, lo que produciría generaciones de peruanos verdaderamente empáticas.
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