El viernes 5 de mayo último, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró el fin de la emergencia sanitaria global por Covid-19. Si bien es una muy grata noticia, porque implica la reducción de víctimas a cantidades que dejan de significar emergencia de carácter mundial, no es sino el establecimiento de un hito dentro de todo el proceso generado por la misma.
El anuncio se produce más de tres años después de que la organización declarara la enfermedad de coronavirus una "emergencia sanitaria global", el nivel de alerta más alto de la OMS. Representa el fin simbólico de la devastadora pandemia que provocó confinamientos en muchos países y alteró las economías alrededor del mundo; sin embargo señaló que, a pesar de que la fase de emergencia ha terminado, el peligro de contraer este virus no ha llegado a su fin.
"Es con gran esperanza que declaro el fin de la Covid-19 como una emergencia sanitaria mundial", dijo el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus. "Esto, no significa que la Covid-19 haya terminado como una amenaza para la salud mundial", indicó. Agregó que no dudaría en volver a convocar a los expertos para reevaluar la situación en caso de que la Covid "ponga en peligro a nuestro mundo". "Lo peor que cualquier país puede hacer en este momento, es usar esta noticia como una razón para bajar la guardia, desmantelar los sistemas que ha construido o enviar el mensaje a su gente de que la Covid-19 no es motivo de preocupación, afirmó.
El doctor Mike Ryan, del programa de emergencias sanitarias de la OMS, dijo que la emergencia puede haber terminado, pero la amenaza sigue presente: "Estamos totalmente seguros de que este virus continuará transmitiéndose porque esta es la historia de las pandemias". "Tomó décadas para que desaparecieran los últimos brotes del virus pandémico de 1918", dijo; "en la mayoría de los casos, las pandemias realmente terminan cuando comienza la siguiente pandemia", afirmó el experto.
La organización recordó los altos niveles de la enfermedad que se han presentado recientemente en el sudeste asiático y Medio Oriente. Y señaló que miles de personas siguen muriendo por el virus cada semana: Según la OMS, la tasa de muerte por el virus se ha reducido de un número máximo de 100.000 personas a la semana en enero de 2021 a poco más de 3.500 el 24 de abril pasado.
Aunque la cifra oficial de muertes a nivel mundial por la pandemia es de unos 7 millones de personas, el director de la organización dijo que "es probable" que la cifra real sea cercana a los 20 millones de muertos y advirtió que el virus continúa siendo una amenaza significativa.
En su declaratoria para dar por terminada la emergencia internacional, el doctor Tedros Ghebreyesus también mencionó que la pandemia ha causado graves transtornos económicos, borrando billones de dólares del PBI, perturbando los viajes, el turismo, y el comercio, cerrando empresas y sumiendo a millones de personas en la pobreza. Otros graves trastornos sociales se produjeron con el cierre de fronteras, la restricción de movimientos, el cierre de escuelas; otros muchos continúan, como los millones de personas que sufren soledad, aislamiento, ansiedad y depresión, además del Covid largo.
“El Covid-19 ha dejado al descubierto y ha exacerbado las divisiones políticas dentro de las naciones y entre ellas. Ha erosionado la confianza entre las personas, los gobiernos y las instituciones, alimentado por un torrente de desinformación. Y ha dejado al descubierto las desigualdades más acuciantes de nuestro mundo, siendo las comunidades más pobres y vulnerables las más afectadas, y las últimas en recibir acceso a vacunas y otras herramientas”, aseguró.
Comentó a continuación que, no obstante, durante más de un año la pandemia ha seguido una tendencia descendente, con un aumento de la inmunidad de la población gracias a la vacunación, una disminución de la mortalidad y una reducción de la presión sobre los sistemas sanitarios. “Esta tendencia ha permitido a la mayoría de los países volver a la vida que conocían antes de Covid-19” observó, para comentar después que durante el último año, el Comité de Emergencias y la Organización Mundial de la Salud han estado analizando detenidamente los datos y considerando cuándo sería el momento adecuado para rebajar el nivel de alarma. “Ayer, el Comité de Emergencias se reunió por decimoquinta vez y me recomendó que declarara el fin de la emergencia de salud pública de importancia internacional. He aceptado ese consejo; por lo tanto, declaro con gran esperanza el fin de Covid-19 como emergencia sanitaria internacional”, anunció.
Sin embargo, el máximo responsable de velar por la salud pública mundial advirtió que “esto no significa que Covid-19 haya dejado de ser una amenaza para la salud mundial”. De hecho, la semana anterior a dicha declaración, Covid-19 se cobró una vida cada tres minutos y miles de personas de todo el mundo luchan por su vida en unidades de cuidados intensivos, mientras millones siguen viviendo con los efectos debilitantes posteriores a la infección.
La Organización Mundial de la Salud declaró por primera vez la llamada emergencia de salud pública de carácter internacional en enero de 2020. Las vacunas fueron uno de los principales puntos de inflexión en la pandemia, lo que permitió que millones de personas estuvieran protegidas contra la enfermedad grave y la muerte. Estados Unidos y el Reino Unido, como muchos otros países, ya han hablado de "vivir con el virus" y han cancelado muchas de las regulaciones establecidas en la lucha contra él. Pero, en muchos países, las vacunas no llegaron a la mayoría de las personas que las necesitan.
Cuando se aproximaba la declaratoria bajo comentario, el director de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Jarbas Barbosa, consideró que sería conveniente que se mantuviera por un tiempo más la declaración de levantamiento de la emergencia sanitaria de alcance internacional, ya que de lo contrario la gente podría creer que el virus se ha ido definitivamente y que ya no hay peligro. Remarcó, sin embargo, que la evaluación del comité de emergencia es muy importante, porque debe considerar la situación actual y las tendencias, pero también los posibles cambios de comportamiento del virus en el futuro próximo.
El estado del Covid-19 a nivel mundial al 3 de mayo de 2023, es como sigue: 765 millones de casos confirmados; 6,9 millones de muertes notificadas; 13.344.670.055 dosis de vacunas administradas (hasta el 30 de abril de 2023); 5.106.051.703 vacunadas completamente; 5.548.001.227 personas vacunadas con al menos una dosis.
En los más de tres años de vigencia de la declaratoria de emergencia internacional por parte de la OMS, el Perú se ha visto afectado por la mayoría, si no todos los aspectos negativos mencionados por el director de la misma en su alocución dado que, si bien nuestro país no está catalogado precisamente en el grupo de los “países más pobres” del orbe, adolecía -y adolece- de una serie de desórdenes y desencuentros a nivel político, aparte de una corrupción generalizada, a los que forzosamente hay que agregar la ignorancia total sobre el virus -no únicamente de nuestras autoridades y especialistas, sino también a nivel mundial- y la mejor manera de tratar sus nocivos efectos, que llevaron a que no se enfrentara debidamente la pandemia, llevando los efectos a niveles críticos, como por ejemplo que en determinado espacio de tiempo el Perú fue declarado el país con más víctimas mortales por cada 100,000 habitantes.
Esta problemática ha desnudado, asimismo, las graves deficiencias que padece nuestro sistema de salud por lo que, si nos hacemos eco del dicho “no hay mal que por bien no venga”, ya deberíamos o debemos corregirlas, haciendo una reingeniería de todo el sistema de salud, para que una hipotética pero no desdeñable situación similar futura, no coja desprevenidos a nuestros descendientes.
Es nuestra obligación como peruanos pero, sobre todo, como seres humanos.
_________
Comentários