En días recientes, algunos medios de información publicaron declaraciones del actual ministro de Comercio Exterior y Turismo, señor Roberto Sánchez, de acuerdo a las cuales “ …. para que el Sector vuelva a tener las cifras prepandemia, han de transcurrir por lo menos tres años, de acuerdo a estimaciones de organismos internacionales”. El señor Edgar Vásquez, exministro de la misma cartera, señaló que las perspectivas actuales de este rubro son “…. desalentadoras y, de no aplicarse medidas más agresivas y creativas, tomará por lo menos cuatro años más”.
A lo largo de la publicación de estas Columnas de Opinión, me he ocupado varias veces del Turismo, manifestando mi opinión respecto a que la llamada “industria sin chimeneas” debería llegar a constituirse en la mejor y mayor fuente de ingresos para nuestro país, dada la cantidad y variedad de los atractivos turísticos con que contamos: Machupicchu no es el Perú turísticamente hablando, quizá sea el mayor atractivo, pero dista mucho de ser el único. Además, no sólo tenemos ruinas arqueológicas como atracción, también turismo de aventura, escenarios naturales, turismo gastronómico; en fin, para todos los gustos.
Antes he sugerido y en esta oportunidad reitero, que las paralizaciones en este, como en otros medios de ingreso, se deben aprovechar para planificar su desarrollo y mejorar lo que corresponda. En el caso del Turismo, es mucho lo que hay que hacer: desde que el turista llega al Perú, hasta que alcanza la meta de su viaje, que es su destino turístico, atraviesa distintos ámbitos del país que es necesario mejorar, ahora que se dispone de tiempo para hacerlo. Si los visitantes llegan por vía aérea, el espectáculo que se ofrece a sus ojos cuando el avión que los transporta está aterrizando, revela demasiada pobreza, hacinamiento, atraso; nuestras pistas citadinas y carreteras interprovinciales, dejan mucho que desear y dan muy mala impresión a los turistas; la infraestructura existente para su hospedaje, es verdaderamente insuficiente y de baja calidad. El personal de diferentes categorías y niveles que se asigna para atender a los turistas, no cuenta con una buena preparación y, por el contrario, trata de aprovechar a todo turista que “cae en sus manos” para explotarlo hasta donde sea posible.
En vez de expresar públicas quejas sobre el “estancamiento” del Turismo, debido principalmente a la pandemia de coronavirus COVID-19, los encargados del mismo -no únicamente el ministro del ramo y/o el personal correspondiente del ministerio, sino también todos aquellos cuya vida se relaciona de una u otra forma con el Turismo como actividad laboral o empresarial, directa o indirectamente- deberían dedicar su tiempo y energías a planificar la mejora del mismo y ejecutar dicha planificación. Realmente, deberían empezar por hacer un diagnóstico de todo lo que involucra el Turismo, para luego elaborar planes de desarrollo los que, al ser ejecutados, permitirán que, cuando el flujo turístico vuelva a tener las características prepandemia o aún mejores, los visitantes encuentren un país con muchos atractivos turísticos, pero muy bien organizado para atenderlos en todo orden de cosas mientras dure su estancia entre nosotros.
No se debe usar como argumento que impida el diagnóstico, planificación y ejecución que sugiero, el hecho de que por falta de ingresos no hay dinero para afrontar los costos que demanden esas actividades: existen los préstamos, desde los que se llevan a cabo de gobierno a gobierno, aparte de las entidades internacionales de crédito, hasta las denominadas fuentes cooperantes y los inversionistas ángeles, a los que se puede recurrir al efecto.
En mi concepto, el ministerio de Comercio Exterior y Turismo, sí debe encabezar las acciones de todas las entidades relacionadas directa o indirectamente con el Turismo, haciendo campaña al respecto por los medios de difusión y, además, promoviendo la realización de reuniones entre entidades afines y/o complementarias en los diversos aspectos que comprende el Turismo para, según el rubro de su competencia, promover lo que aquí sugiero o algo mejor, en vez de adelantar la opinión de que el Perú se va a retrasar aún más en recibir turistas.
Estoy seguro de que, si algo así se echara a andar, se lograría hasta que la afluencia turística a nuestro país llegara antes de los tres años que de la manera indicada anunció con pesimismo -y resignación, evidentemente- el ministro Sánchez.
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