El vals criollo, ha sido y es la música popular por excelencia del Perú -o de la costa peruana-, con que se identifica plenamente a los peruanos en el extranjero; de igual forma que a los argentinos con el tango y sus derivados, también a los brasileños con la samba y el bossa nova -si se visita Brasil, el turista podrá apreciar que por la radio sólo se escucha alguna de estas dos melodías-.
En el caso del vals, sin embargo, de muchos años a esta parte, no se conocen nuevos compositores ni nuevas melodías de nuestra canción popular; no se hace tampoco nada por motivar la aparición de nuevos compositores de valses. En época en que la radio era el medio de comunicación oral por excelencia en el Perú, se transmitían programas específicamente de música criolla, en los que se propalaban valses, polkas y marineras de manera muy profusa.
Con el advenimiento de la televisión, en cambio, prácticamente desapareció el apoyo y el interés por la música criolla -justo es hacer excepción del canal del Estado (Canal 7), pero esa es una de sus funciones más importantes, por lo que tampoco se le puede resaltar mayormente; aparte de que esa estación televisiva no tiene, precisamente, mayor teleaudiencia-. Hasta donde puedo recordar, sólo hubo un programa de televisión, llamado “El Kid Cristal -por su firma auspiciadora- creo que propalado por Panamericana Televisión (cuando aún era Canal 13), que se emitió en el horario estelar y tuvo mucha acogida entre la teleplatea, el programa que se presentó fue de corte netamente criollo, aunque el vals no era tema central, pero sí era la cortina musical de fondo y hasta aparecía algún conjunto criollo de vez en cuando; pero, eso fue en la década del 60, me parece.
Los valses, por lo general, narraban una historia romántica, de protesta social, de alguna situación de la vida misma; en esa característica, guardaban alguna similitud con el tango argentino, aunque de este último siempre se dijo que graficaba una historia “de dolor y sufrimiento”. Lo cierto, es que el vals peruano, el vals criollo, siempre tenía un mensaje, siempre decía algo.
Hoy, al no haber estímulo de ninguna clase para las composiciones artísticas, especialmente para la música por la que somos identificados en el exterior, aquellos que tienen capacidad para hacerla prefieren otro tipo de dedicación, porque tampoco podrían esperar ingresos por derechos de autor que les permitan explotar su capacidad artística para dedicarse a ella como medio de vida. Hacen muchos, demasiados años, que no aparecen en el Perú compositores de la talla de Felipe Pinglo, Chabuca Granda, Alicia Maguiña, Augusto Polo Campos, Mario Cavagnaro, por citar solamente a algunos cuantos, muy conocidos, eso sí.
En la interpretación, sucede otro tanto, porque hace también mucho tiempo que no contamos con cantantes criollos como Jesús Vásquez, Edith Barr, Lucha Reyes, Los Troveros Criollos, Los Chamas, Los Dávalos, Fiesta Criolla, también por citar sólo a los más destacados. Hoy, únicamente podemos escuchar a Eva Ayllón y a Cecilia Bracamonte -aunque cada vez más esporádicamente esta última-; ya, no, en cambio a Cecilia Barraza.
Resulta, pues, urgente y necesario, que las autoridades pongan énfasis en la “resurrección” de la música criolla, tanto de compositores como de intérpretes. No se puede dejar morir, de inanición, nuestra música de bandera, no porque alguien -yo, en este caso- lo trate de gritar a los cuatro vientos, sino porque es la música que identifica a un pueblo, a nuestro pueblo.
Si queremos sobrevivir como nación, debemos rescatar del olvido todos nuestros valores: la música criolla, el vals criollo, es uno muy importante entre ellos.
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