Tuve oportunidad de conocerlo, hace cosa de cuatro o cinco años, cuando asistí a una charla suya en la Sociedad Nacional de Industrias, sobre un tema de su especialidad. Reconozco que, entonces, me formé un buen concepto de él, como profesional y como persona.
A raíz de las elecciones generales para el período 2016 – 2021, entendí que él era un nombre que me gustaría formara parte del nuevo Parlamento, lo que me motivó, entre otras razones, a brindar mi voto a la lista para la que postulaba. Fue la primera decepción que tuve, con este señor, porque nunca supe de nada que tuviera significación desde su curul de Peruanos por el Kambio. Posteriormente se separó de esa bancada, lo que me hizo pensar que, quizá, se había sentido mal dentro de su bancada de origen y, en la que contribuyó a formar, iba a justificar el buen concepto que aún mantenía de él.
En el proceso de elección de la nueva Mesa Directiva del Parlamento Nacional, para el período 2019 – 2020, tuve que aceptar que era razonable, como solución intermedia, su participación como candidato básicamente de Fuerza Popular, porque si lo fuera sólo de su propia bancada, no tendría ninguna chance. Consideré que, siendo una persona preparada, al ejercer como Presidente del Congreso pondría las cosas en orden, re-enrumbando al Legislativo por cauces de beneficio para el país. Craso error.
Una bandera del actual Poder Ejecutivo, ha sido la “Lucha contra la Corrupción”. En el actual Congreso, sobre todo en la bancada mayoritaria de Fuerza Popular, con apoyo de bancadas minoritarias, especialmente del Apra, se ha podido apreciar un blindaje cerrado a personas públicas de las que, por lo menos, se mantiene hasta hoy una duda razonable respecto a su honorabilidad, precisamente por considerárseles procesables por delitos de corrupción. En el caso de la gestión del señor Olaechea como Presidente del Congreso, a pesar de su corta duración, ha sido por demás evidente que se ha dejado manejar, que ha sido títere del fujimorismo y sus adláteres; he llegado a suponer que, siendo una persona inteligente, ha permitido que esto suceda porque sus intereses deberían obligarlo a que fuera así: la publicación inmediata de una crítica de la CONFIEP a la medida adoptada por el Presidente de la República, diciendo que se había producido un golpe de Estado me lo confirma, porque esta última entidad no acostumbra pronunciarse tan rápidamente y, porque cuando el autogolpe de Alberto Fujimori, que cerró todas las entidades públicas principales, no sólo el Congreso, no lo hizo.
Otra evidencia de que Pedro Olaechea haya “llevado agua para su molino”, es lo que declaró el señor Gino Costa en el programa de televisión 2019 el 3 de octubre último, según la cual ha tratado de exonerar a empresas de las llamadas grandes, de montos importantes de intereses moratorios, citando los que deben Saga (S/ 10 millones); Volcan (S/ 80 millones); Scotiabank (Más de S/ 500 millones; Telefónica del Perú (cerca de S/ 3,900 millones).
Hoy, el actual presidente de la Comisión Permanente que, por disposición constitucional debe continuar en funciones, sólo para recepcionar los Decretos de Urgencia que emita el Poder Ejecutivo, hasta que tome posesión el nuevo Congreso Complementario a ser elegido el 26 de enero de 2020 y se los entregue, propone diálogo con el Presidente Vizcarra, pide al Tribunal Constitucional que defina la corrección o no de la disolución del Congreso dispuesta por Martín Vizcarra, (también le pide al TC que reciba, como magistrado en su entidad, a su primo Gonzalo Ortiz de Zevallos Olaechea).
Las desagradables, por decir lo menos, escenas de las que fuimos testigos vía televisión el lunes 30 de setiembre, si bien tuvieron muchos protagonistas, desnudaron a un responsable, el Presidente de lo que era hasta ese momento el Congreso del Perú. Este señor, fue culpable de que el Perú luciera una imagen por demás pobre a nivel internacional, algo que los peruanos no debemos perdonarle, porque si la bancada de Fuerza Popular y sus adláteres son un conjunto de personas sin la menor vergüenza ni amor a su patria, encontraron en él, justamente, al conductor ideal para dejar al país tan mal, que mucho va a tardar en recuperar la buena imagen que se ha venido ganando a ese nivel en los años recientes.
En realidad, todos ellos, con Pedro Olaechea a la cabeza, se merecen nuestro repudio.
Chabela, encuentro que has modificado un tanto tu primer comentario, así como que lo has alargado. A estas horas, el Tribunal de Venecia ya presentó su informe (en inglés, y este martes lo hará en español y otros idiomas), en el que los intérpretes (que nunca faltan) ya están dando sus propias versiones del susodicho informe. Lo cierto, es que al no ser vinculante, dicho informe ni nos va ni nos viene, por mucho que digan los opinólogos; mucho más importante, creo, es el anuncio de que el Tribunal Constitucional va a ver los asuntos de la demanda competencial y la elección del primo de Olaechea. Saludos.
Felicitaciones Alfonso, porque este artículo es una expresión de muchas personas, las que teníamos de este señor conceptos equivocados, también fue uno de mis votos preferenciales, sin embargo hoy me arrepiento. Creo que empresario no debe ser sinónimo de convenido, y que asumir un cargo de la envergadura que él tuvo, no debe significar aprobaciones legislativas en apoyo de obtener nuevos millones de dólares, porque este señor Olaechea ha presentado una moción al Tribunal Constitucional para que los bonos agrícolas que corresponden a expropiación, sumen 14mil millones de dólares, cifra mucho mayor que la ya aprobada por el Tribunal Constitucional el año 2014. Como todos conocemos este señor y otros más como el ex presidente del Tribunal señor Mesía, Climp…