En fecha reciente, el diario El Comercio publicó un artículo titulado Litigio por litio deja en vilo inversión de US$ 587millones. En el mismo, se refiere a una disputa legal entre la empresa canadiense Macusani Yellowcake e Ingemmet por 32 de las 151 concesiones que conforman el proyecto minero correspondiente a reservas de litio y uranio en Puno descubiertas por aquella el año 2017.
Menciona el artículo que la empresa estatal, Instituto Geológico Minero y Metalúrgico (Ingemmet), que se ocupa de todo lo relacionado con las condiciones y riquezas del Perú en las áreas que su nombre indica, así como de su manejo, ha puesto a disposición pública 9 de dichas concesiones. Como es lógico, la minera que descubrió el yacimiento siente que se ha generado inestabilidad y falta de confianza en las autoridades administrativas peruanas, por lo que ha optado por obrar con cautela e invertir un monto menor al contemplado (US$ 1000 millones, para producir 60 mil toneladas de carbonato de litio al año): actualmente planea invertir US$ 587 millones, para producir 20 mil toneladas.
Si bien el vocero autorizado de Macusani Yellowwcake, gerente general de la misma, Ulises Solís, manifestó que una vez superado el problema legal podrá continuar con la exploración gracias al apoyo de las comunidades puneñas, una situación como la mencionada no debería ocurrir nunca. Es de suponer, que las condiciones contractuales de costumbre por las que se ha puesto en manos de la empresa explotadora, subsidiaria de la canadiense Plateau Energy, el gran yacimiento que cuenta con ingentes cantidades de litio, así como también otras importantes de uranio, le otorgan atribuciones sobre ambos yacimientos, no son precisamente cuidadosas de esas riquezas peruanas, pero también lo es que no puede ser “a la mala”, que se le podrá imponer cláusulas adicionales que pretendan proteger, recién, nuestro patrimonio.
Quiero creer, adicionalmente, que las autoridades de Igemmet pretenden otorgar nuevas concesiones mineras sobre una parte de los yacimientos encontrados y aún por explotar, pero disponiendo de extensiones de terreno ya otorgadas a la descubridora y explotadora inicial, porque de otra forma esta no tendría motivo para querellar judicialmente a la empresa estatal. De ser así, esta última se verá obligada a retroceder y reconocer los derechos de la otra para reclamar. Sin embargo, las buenas relaciones que pudieran haber habido entre ambas entidades ya se habrán roto y la desconfianza será su sustituto; pero, sobre todo, no existirá buena voluntad de la minera para ceder lo que al Perú le convenga y requiera, respecto a esas riquezas, que le son absolutamente necesarias para mejorar su nivel económico en el concierto de naciones.
Será, pues, necesario que, “en el término de la distancia”, Ingemmet retroceda en sus pretensiones de readjudicar las concesiones que han dado lugar a esta disputa legal, así como que se siente a dialogar con Macusani Yellowcake sobre la mejor forma en que podrían llegar a un acuerdo que también beneficie al Perú, porque los yacimientos a explotar cuentan con riquezas de dimensiones tan amplias que los peruanos tenemos derecho a un mayor usufructo de las mismas, tratando de intercambiar lo que pidamos por algunas otras concesiones y/o beneficios que a aquella le puedan significar motivo de interés.
Como ya he dicho en anteriores Columnas de Opinión sobre estos yacimientos, los mismos pueden convertir al Perú en uno parecido a los países árabes con respecto al petróleo. Y es que el litio constituye precisamente un elemento muy similar al petróleo en cuanto a la posibilidad de servirnos de medio de enriquecimiento, porque a partir del mismo se construyen cátodos y baterías de litio para electromovilidad, nueva modalidad que los grandes fabricantes automotrices están comenzando a explotar, ahora que se está dando a conocer la necesidad de preservar el medio ambiente a nivel mundial y los vehículos movidos a electricidad suponen la solución frente a la gran contaminación ambiental que producen los vehículos movidos a base de petróleo.
Al momento de publicar la presente Columna de Opinión, se acaban de producir la vacancia del Presidente de la República, señor Martín Vizcarra Cornejo, así como la juramentación como nuevo Presidente de la República encargado, señor Manuel Merino de Lama, estando pendiente la nominación y juramentación del nuevo Gabinete Ministerial. Es de suponer, que este drástico cambio entre los funcionarios del Poder Ejecutivo traerá consigo, también, el cambio de una serie de autoridades de las distintas dependencias del Sector Público, entre ellas las del Ingemmet: esperemos que puedan tomar en sus manos este enojoso asunto de forma provechosa para el Perú y no para su beneficio personal.
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