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Foto del escritorAlfonso Abad Porras

“EL COMERCIO” Y LAS CLINICAS

Mi padre y mi abuelo, en diferentes épocas, trabajaron para el diario “El Comercio”; supongo que por ese motivo, siempre tuve una muy buena disposición hacia ese diario. O, quizá, por el hecho de que mi padre todos los días recibía el periódico, por ser trabajador del mismo; o, porque siempre fue el mejor diario del Perú -al menos desde mi personal punto de vista-. Lo cierto es que fue mi favorito y opiné muy favorablemente de él, independientemente de la familia Miró Quesada o a pesar de ellos, tratando de justificar, para mí mismo, sus actitudes de gente adinerada.


En estos días, sin embargo, el periódico me ha decepcionado al extremo de dedicarle esta Columna de Opinión y no para ensalzarlo, como ustedes verán a continuación.


Ultimamente, los medios de difusión, especialmente la televisión, se han ocupado de difundir -sólo por el hecho de constituir noticia- casos de abuso desmesurado de las clínicas privadas, cuyo comportamiento con los pacientes de COVID-19 y sus respectivos familiares es demasiado oneroso. Se ha publicado que les cobraban diez mil soles por día de atención en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), así como que les exigían una garantía de cien mil soles por recibir en sus instalaciones a pacientes con este padecimiento.


Estas noticias han sido tan explotadas por los medios, que obligaron al Gobierno a intervenir con mucha energía en resguardo de estos seres humanos. El Presidente Martín Vizcarra, en su conferencia de prensa del miércoles 24 de junio último, dio un ultimátum a las clínicas, que ya estaban en negociaciones con una comisión del Ejecutivo, a llegar a un acuerdo para atender a los pacientes que fueran derivados de hospitales del Estado o EsSalud -el acuerdo tenía que ser monetario, definiendo con qué cantidad de dinero el Estado debería cubrir la asistencia a cada paciente en las clínicas. El señor Vizcarra, con la Constitución Política del Perú en la mano, les puso un plazo de 48 horas para llegar a dicho acuerdo, so pena de aplicarles lo dispuesto por nuestra Carta Magna en su artículo 70°, respecto a la facultad de expropiarlas.


Tan pronto como fue lanzado el mencionado ultimátum, la edición impresa de “El Comercio” del día siguiente (jueves 25 de junio) sacó un titular a toda página principal, con el texto “Vizcarra amenaza con expropiación de clínicas”: su editorial principal, se ocupó del tema manifestando que al Presidente de la República sólo le preocupa su popularidad y, si para mantenerla tiene que echar mano de medidas populistas y, sobre todo, efectistas, no le importa hacerlo aún a costa de perjuicios a la economía y al buen nombre del Perú en el plano internacional, refiriéndose a él como “menudo estadista”.


En sus páginas interiores, la periodista María Alejandra Campos -a quien ya me he referido en Columna anterior (23 de abril) por su tratamiento totalmente falto de respeto a quien ostenta el cargo de Presidente de la República del Perú y nos representa a todos los peruanos- escribió en su columna de esa fecha, que “la respuesta del Gobierno ha sido una típica vizcarrada”.

Evidentemente, amparados en que trabajan para “El Comercio” y el peso específico de esa empresa en el país, los periodistas de la misma se permiten seguir faltando el respeto al presidente de todos los peruanos, de ellos también.


En su artículo del 26 de junio, cuando ya se había llegado al acuerdo exigido por el Presidente Vizcarra, el periodista Fernando Vivas, bajo el título “Historia de un ultimátum: Si no me atiendes te expropio”, escribió “Con la Constitución en la mano -prueba de una premeditación escénica- el presidente invocó el artículo 70”, lo que fue resaltado en extracto aparte por la edición periodística. En otra publicación del sábado 27 de junio, el mismo periodista Vivas, en un artículo titulado “La expropiación en tres actos”, se ocupó de la reacción de la presidenta de CONFIEP y glosó reacciones a favor y en contra de algunos de sus socios, mencionando, por ahí, que el Presidente Vizcarra “blandió” la Constitución y “amenazó” a las clínicas con ejecutar su artículo 70° para expropiarlas, lo que sólo se trataba “en realidad de un fuego artificial”. Quiero creer que el enfoque desde el punto de vista de esta última entidad debe representar noticia para “El Comercio”, porque no debería ser un tema muy importante, mirar las cosas desde el ángulo visual de quienes representan a muchos de los complejos más adinerados del país.


Por su parte, el periodista Mario Ghibellini que, a mis ojos ha manifestado abiertamente tener diversas tonalidades naranjas en sus simpatías políticas, en diferentes artículos anteriores que publica en “El Comercio” como editorialista, en su publicación del sábado 27 de junio, se ha referido a “la bravuconada del presidente hacia las clínicas privadas”; que, en su presentación del 24 de junio, el señor Vizcarra “montó una escena de película….”. En dicho artículo, además, se refiere al rotundo fracaso de la gestión del Primer Mandatario de la Nación, por haber ubicado al Perú como la tercera peor economía del Mundo y por ser también el sexto país en el orbe con más contagiados. Indudablemente, que puestas así las cosas se trata de resultados calamitosos; pero, no menciona el susodicho periodista que nuestra propia gente no ha respetado las disposiciones, que no es culpa de quien las dicta que quienes deben cumplirlas las incumplan. Que digan, si no es así, por qué él o los demás periodistas mencionados o, yo mismo, no hemos contraído el mal, que es tan contagioso; hay una sola respuesta: porque nos hemos cuidado, porque hemos sido precavidos, porque hemos cumplido las disposiciones, en tanto que los infectados evidentemente no lo han hecho.


Nadie, ni el mismo periodista Ghibellini, pueden negar toda la voluntad y esmero que ha puesto, especialmente, el señor Vizcarra para sacar al Perú y a los peruanos, de esta amenaza tan grande como es la pandemia del COVID-19; en ese sentido, nuestro Primer Mandatario sí pasará a la historia, que tendrá que reconocer su gran esfuerzo, aunque al costado tenga que decir que, lamentablemente, no fue suficiente; el señor Ghibellini, en cambio, nunca pasará a la historia. Al juzgar, se debe tener en cuenta que el señor Vizcarra fue casi un improvisado para ocupar el sillón de Pizarro; y, que ningún gobierno anterior en el Perú se preocupó, realmente, del desarrollo de nuestro país en el sector Salud. Si lo que se quiere es que se vaya Vizcarra, pues oblíguese a tener paciencia, así como muchos nos vimos obligados a tenerla cuando Alberto Fujimori ejerció la dictadura de la Nación.


Adicionalmente a lo anterior, el diario del domingo 28 aportó nuevas publicaciones, básicamente, en contra del Presidente de la República, por el ultimátum a las clínicas. La columna editorial principal, volvió a decir que Vizcarra había incurrido en abuso de poder al obligar a las clínicas a aceptar un acuerdo forzado; dicho artículo menciona, además, la posibilidad de que “La gente que hoy puede verse beneficiada por la singular forma de negociar de este Gobierno debe pensar que mañana puede estar al otro lado de la mesa”: miente con todo descaro el editorialista, porque decir que los afectados por ese onerosísimo trato de las clínicas pueden estar “al otro lado de la mesa” en alguna ocasión, es como decir que alguien puede convertir la noche en día o viceversa, sin el menor ápice de vergüenza. Por su parte, el señor Carlos Basombrío, exministro del Interior de este régimen, pero bajo la presidencia de Pedro Pablo Kuczynski, cargo del que salió mal parado y desde el que no hizo nada por mejorar mucho de lo que ahora critica, se refirió a la falta de oportunidad de la presión ejercida sobre las clínicas, manifestando su criterio de que debió ser efectuada noventa días antes y de otra forma menos notoria.


Pero, el verdadero puntillazo lo dio el Director Periodístico de “El Comercio”, Juan José Garrido Koechlin, quien también dedicó una columna dominical que viene publicando los días domingos, para criticar al Presidente de la República y, a su manera, solidarizarse con las “víctimas”, las clínicas, al decir que en lo que va de la cuarentena, han recibido a más de 500 pacientes sin contrato con el Estado, siendo los enfermos personas sin capacidad de pago. En su columna, el señor Garrido se refirió a la actitud del Presidente del Perú, de “maniobra política, desatinada y desmesurada”; calificó al Gobierno de incompetente; también, que el Presidente no es un buen gestor y, que es un político astuto. Mención aparte, merece el analista político José Carlos Requena quien, en su columna dominical, tan sólo mencionó el hecho (el ultimátum del Presidente de la República a las clínicas) sin comentarlo a favor ni en contra. El lunes 29 de junio, “El Comercio” se limitó a publicar las opiniones resumidas de tres especialistas sobre el señor Martín Vizcarra; felizmente, dichas opiniones estuvieron exentas de faltamientos de respeto a la investidura del Primer Mandatario de la Nación.


La columna escrita por el Director Periodístico de “El Comercio”, no sólo fue la “gota que derramó el vaso”, sino y sobre todo fue un espaldarazo para que la plana de periodistas bajo su dirección incurra en tratos indebidos al Presidente de la República, probablemente hasta para lanzarle improperios, al sentirse respaldados por un Director que no fue capaz de poner “paños fríos” en el tono de quienes hicieron publicaciones respecto a la confrontación con las clínicas. La evidencia de que la plana de periodistas, especialmente políticos de este diario se siente autorizada para seguir “prendida” de nuestro Primer Mandatario (también de ellos), es lo publicado en la columna editorial del martes 30 de junio, referido a un acto de nepotismo (en la práctica) cometido por la actual Secretaria General de Palacio de Gobierno, artículo en el que se le achaca responsabilidad al Presidente (supongo que indirecta, pero también insinúa lo contrario) por el nombramiento de la tía de la hija de la funcionaria, cuando ésta lo fue del Ministerio de Transportes y Comunicaciones, así como en su cargo actual; también lo es, la columna del analista político Erick Sablich, en la que se refiere al Presidente Vizcarra como que en determinado momento de la cuarentena que decretó “ya revelaba las serias falencias de su gobierno en cuanto a capacidad de gestión y adaptación …..”; el periodista Fernando Vivas, en columna publicada el miércoles 1° de julio, a pesar de que se refiere en la misma, especialmente a la ideología y sus efectos en quienes tienen afinidades políticas, aprovecha como puede la oportunidad de publicar un artículo, para referirse al “bluff” presidencial de expropiar las clínicas y, hacia el final de la susodicha columna, al “sainete” de la semana pasada.


Un examen adicional de los escritos contra el Mandatario, pone de manifiesto que, a ninguno de quienes publicó algo respecto al mencionado confrontamiento, le importó en absoluto la suerte de las verdaderas víctimas de esta situación, los pacientes de COVID-19 y sus familiares, frente a la actitud abusiva de las clínicas. Asimismo, que a “El Comercio” como entidad, poco o nada le importa la pobreza y pobreza extrema de la población peruana, cuando de defender los intereses de la clase alta se trata, lo que demostró ampliamente desde que el Ejecutivo planteara disponer la aplicación de un impuesto a la riqueza, momento a partir del cual su línea editorial cambió como cambia el día a la noche. Sin embargo, los peruanos en general debemos felicitarnos de que los propietarios de las clínicas sí se hayan “asustado” con el ultimátum, al extremo de aceptar un acuerdo que, por otra parte, les sirve para seguir aprovechando los problemas de salud de la población (no quiero imaginar lo que estaríamos pasando si las clínicas no se hubieran “asustado”, más aún, si sabían que contaban con el apoyo de un medio de difusión tan importante como “El Comercio”.


Todo el contenido de esta Columna de Opinión, en el mejor o peor de los casos, como se quiera ver, constituye tan sólo una acusación contra el proceder de un medio de difusión totalmente acreditado en el Perú y en el extranjero, por lo que debe evaluar con mayor responsabilidad lo que publica, comenzando por su Director Periodístico. De ninguna manera, en cambio, un enfrentamiento tipo David contra Goliat: tan sólo, una fuerte crítica que pretende ser constructiva.




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1件のコメント


Manuel Ricardo Fernandez Delgado
Manuel Ricardo Fernandez Delgado
2020年7月01日

Ubaldina simon cavalla

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