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Foto del escritorAlfonso Abad Porras

EDUCACION Y PROGRESO

Con motivo de una reciente Columna de Opinión en la que me ocupé de alguno de los aspectos a corregir de nuestra vida nacional, un amigo muy cercano, compadre espiritual para mayor abundamiento, me hizo notar, mediante comentario a la misma, que el progreso que todos anhelamos para el Perú sólo se podrá alcanzar si nos preocupamos de mejorar de manera importante la educación, la que actualmente dista muchísimo de ser adecuada para tal fin.


En verdad, con un título que incluya el término educación, me he referido a ella por lo menos en cuatro Columnas diferentes, a lo largo del tiempo que vengo haciendo esta publicación ininterrumpida, aunque nunca la asocié directamente con el progreso, haciéndolo en referencia a diferentes aspectos de la misma en cada caso, porque es un tema del que mucho se puede hablar y analizar. Es hora, por consiguiente, que lo haga y a ello va dirigida esta publicación, agradeciendo a mi compadre el haberme sugerido de alguna manera el hacerlo.


Si bien el análisis de la realidad de la educación peruana y sus necesidades de mejora es el objetivo de esta Columna, no puedo sino mencionar cómo es la realidad de países que le otorgan una primerísima importancia a la misma, como medio de comparación y meta tangible a la cual aspirar. Considero adecuado referirme a Finlandia, primera nación en el mundo en lo que se refiere a educación; y, a Corea del Sur, país que alcanzó un desarrollo asombroso en sólo 40 años de poner la educación por delante en su proceso de desarrollo.


Cabe anotar, que no me referiré a la educación superior, porque considero que es una etapa de la enseñanza de la que ya se está ocupando la Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria (SUNEDU), cuya actividad tiene poco tiempo de iniciada y cuyos frutos están aún por verse, aunque ha empezado con buen pie, al determinar cuáles de las entidades dedicadas a este campo lo hacen con un nivel de calidad adecuado, así como autorizar su continuidad.


La educación en Finlandia explicada por el experto finlandés en educación Leo Pakhin (conferencia de apertura de un evento conmemorativo el 4 de mayo de 2015).

Finlandia, es un país cuyo sistema educativo siempre encabeza los rankings internacionales, incluyendo la evaluación trianual PISA. Dicho sistema educativo no aplica jornadas escolares de mayor duración que en otros países, llegando a ser las de los más pequeños de entre cuatro a cinco horas presenciales en el centro de estudios, porque así se cumple el propósito de que la escuela no llene todo el día de la vida de los niños, que ellos aprendan que hay vida más allá de la escuela.


En Finlandia, se efectúa una reforma educativa cada década, como mínimo, pero el planteamiento de las materias fundamentales se mantiene, aunque en la década de los sesentas del Siglo XX se hizo una gran reforma educativa que abrió la escuela a todos y la hizo realmente inclusiva. En 1999, también se dictó una ley importante en materia de educación, que descentralizó el sistema e introdujo cambios desde el punto de vista funcional, pero no en aspectos sustantivos de la enseñanza. De hecho, se mantuvo y se mantiene la estabilidad del sistema educativo; la base del mismo, es que cada estudiante desarrolle sus potencialidades en lo que él mismo es mejor.


El sistema educativo finlandés, es simultáneamente muy flexible y muy cercano; las autoridades locales desempeñan un papel fundamental, porque deciden cuántas escuelas debe haber en la localidad, cómo se distribuyen los alumnos, contratan a los maestros y comparten la financiación con el Gobierno; las familias, en cambio, no participan en la financiación escolar, al extremo que la enseñanza, el material escolar, el comedor y el transporte escolar, son gratuitos. A pesar de esto, el costo por alumno en Finlandia no está entre los más altos de Europa.


Al 2015, en este país habían 2800 colegios para la enseñanza escolar, de los cuales sólo 50 eran privados, vinculados estos últimos a confesiones religiosas o a determinados modelos pedagógicos y, su proyecto, para ser aceptado, debió demostrar que ofrecía condiciones similares a los de enseñanza pública: lo que ocurre, es que la mayoría de la gente quiere que sus hijos sean formados en colegios públicos, debido a su altísima calidad. Este nivel de calidad, es uniforme, porque aquellos que obtienen peores resultados o tienen algún problema, no son castigados; por el contrario, se les ayuda para que vuelvan a alcanzar el máximo nivel.


El currículo escolar no exige la rendición constante de exámenes; por el contrario, se aplican muy pocos. No tienen inspectores, porque consideran que la mejor inspección la hacen los mismos alumnos -veinte por aula-, aparte de que el nivel de calificación de los docentes es muy elevado; se les exige, además de cursar una carrera profesional de cinco o seis años, que estudien un máster. Tampoco tienen libros de texto comunes para todos. Asimismo, casi no tienen abandono escolar, que alcanza sólo el orden del 0.3%, lo que se debe a una clave del sistema educativo finlandés: la confianza, que proviene del alto nivel formativo que se exige a los docentes.


Dado que el 6% de la población finlandesa es de habla sueca, tanto el finlandés como el sueco son considerados lenguas maternas y ambas se aprenden en las escuelas, sin afectar los resultados. Además, el alumnado sueco debe aprender, como mínimo, una lengua no materna, por lo que los escolares son trilingües al término de sus estudios a ese nivel. Tanto el aprendizaje del idioma sueco como el de la lengua no materna, son básicos para los finlandeses, porque les permiten formar parte de la comunidad de países nórdicos.


Al momento de brindar esa conferencia, en Finlandia se estaba evaluando la factibilidad de reducir costos en la enseñanza secundaria, debido a problemas generados por una crisis económica que afectó al mundo por esos años; el señor Pakhin dijo que, pese a la gran pluralidad política -en aquella época existían hasta siete partidos en el espectro político finlandés-, “estamos tan convencidos de que la escuela gratuita y de calidad es el centro de todo, que el acuerdo político sobre la educación es muy sólido”.


Pilares de la educación en Corea del Sur

Los surcoreanos apostaron por la educación como motor de desarrollo, desde que se liberaron en 1945 de la ocupación japonesa, considerándola como un medio para salir de la pobreza y generar un capital humano capaz de compensar su falta de recursos. Actualmente, sienten una absoluta pasión por la educación, a la que ven como la única vía para labrarse un buen futuro y contribuir al crecimiento económico del país.


La enseñanza es gratuita y obligatoria de los 7 a los 15 años de edad, período que comprende seis años de educación Primaria y los tres primeros de educación Secundaria. La escolarización puede llevarse a cabo tanto en centros públicos como privados, porque prácticamente no hay diferencias pedagógicas entre ellos debido al control estricto que hace el Estado sobre los mismos.


El Estado y los ciudadanos efectúan una gran inversión en educación, del orden del 7% de su PBI, así como destinan partidas para enviar a los mejores alumnos a estudiar a Estados Unidos, China o Europa. Además, es habitual que la familias realicen donativos a las escuelas públicas para mejorar sus instalaciones o el profesorado.


Las políticas educativas son a largo plazo, pero los currículos se actualizan; las leyes educativas no se ven afectadas por los cambios de Gobierno. Sin embargo, los surcoreanos modifican el currículo escolar cada cinco años, para adaptarlo a las necesidades laborales y de crecimiento del país.


Al igual que en Finlandia, los profesores se encuentran entre los profesionales mejor pagados y más venerados del país; sólo acceden a las escuelas de Magisterio los mejores alumnos de cada promoción y, a lo largo de la docencia se someten a evaluaciones anuales, en las que también participan los alumnos y sus familias. A los maestros más destacados, se les proporciona una formación específica para liderar, a modo de élite de la docencia, la pedagogía en las escuelas.


Características de la educación en el Perú.

Habiendo visto cuáles son las características más importantes de la educación en dos países que destacan por el nivel de la misma y cómo beneficia esto a su desarrollo y progreso, veamos a continuación cómo se encuentra la Instrucción Pública en el Perú.


La organización administrativa del Ministerio de Educación es muy frondosa y centralista, dejando de lado lo recomendable, como es ponerla a cargo de las municipalidades a nivel país, porque estas últimas son las que por función están al tanto de las necesidades individuales y grupales de los miembros de sus comunidades. El profesorado, en general, deja mucho que desear, demostrando una total desmotivación, la que empieza por su nivel de ingresos, que es de los más bajos entre todos los niveles profesionales -es de conocimiento, que los peores niveles salariales en el Perú corresponden a los sectores educación, salud y seguridad-. Actualmente, muchos docentes se forman a partir de grupos de alumnos que generalmente no alcanzan a ingresar a otras carreras y encuentran en la educación su última alternativa; por consiguiente, en ellos no reza una máxima importante en países desarrollados, que dice: “el nivel educativo de un país depende de la formación, motivación y aprendizaje permanente del profesorado”. No se cuenta con una política magisterial de rigurosidad académica ni meritocrática.


En cuanto a los educandos hay que reconocer que es muy poco lo que se hace por ellos, muy en especial en el tema educativo: se permite que sus maestros sean profesionales de muy baja calidad, en general; se pone a disposición de su formación escolar infraestructura, equipamiento y bibliografía de consulta con muchas deficiencias en la mayoría de los locales escolares, especialmente los que se encuentran ubicados fuera del ámbito urbano y los que lo hacen en los distritos del cinturón urbano de las principales ciudades del país; no se adecúa su formación a las necesidades más urgentes del medio del que son naturales; no se contribuye a facilitar la enseñanza a los alumnos que tienen dificultades para recibirla, muy especialmente los que viven en el ámbito rural y, por tanto, alejados de los escasos centros de enseñanza, así como aquellos que tienen que trabajar el campo en vez de dedicarse a una tarea “inútil” como es la formación escolar, según sus progenitores varones.


En cuanto a la metodología de enseñanza, la misma es memorística, dejando totalmente de lado la investigación y, en mucho, la participación. No se dictan cursos complementarios tales como Educación Cívica, Educación Física, Instrucción Pre-Militar, Educación Moral y Religiosa, Lógica y Etica, Economía Política; no existe adecuación a la zona de enseñanza; hay necesidad de formación escolar práctica, por ausencia de las antiguas opciones industrial y comercial. Hay una evidente falta de valores en la población, de un tiempo a esta parte, por falta de que estos le sean impartidos desde su etapa escolar; hasta falta la enseñanza de un método de caligrafía adecuado (antes, era el Pamer): la inmensa mayoría de educandos adolece de muy mala letra.


A manera de conclusión, resulta por demás evidente que hay infinidad de razones para que la educación escolar en el Perú sea tan deficiente, como para haber merecido, por ejemplo, el lugar N° 65, de 65 países, en la evaluación PISA del año 2013. Por consiguiente, si no somos capaces de enmendar lo que hacemos, ancestralmente, en materia de educación, no esperemos alcanzar ningún progreso como país; sepamos, eso sí, que esto es lo que estamos dejando a nuestros hijos y a los hijos de nuestros hijos.


Considero importante anotar que en esta Columna de Opinión no me he referido a infraestructura escolar, personal administrativo que labora en centros de estudios, ni a proyecciones a futuro de los estudiantes escolares cuando terminan esta etapa de la formación de sus vidas como seres humanos. Dichos aspectos son, también, de mucha importancia en la formación que reciben los educandos, pero son auxiliares a los mencionados en la presente.


Asimismo, que el tema elegido se refiere a la situación “normal” de la educación, antes de que se produjeran los efectos de la pandemia de COVID-19 en el Perú y estos impusieran consecuencias, como prácticamente en todo orden de cosas, en la educación en el Perú. Es de suponer que, una vez superada la pandemia, las cosas volverán a la normalidad, también en la educación.




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