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Foto del escritorAlfonso Abad Porras

DISCRIMINACION A LOS ADULTOS MAYORES

Desde el 1° de Julio, es decir hacen ya más de tres meses, el Gobierno emitió el Decreto Supremo (D.S.) N° 116-2020-PCM, que dispone que las personas mayores de 60 años de edad quedan impedidas de ir a centros comerciales, mercados, plazas, conciertos y otros lugares donde se concentre un alto número de personas. De hecho, esta medida fue dictada con el propósito de cuidar, de proteger, a dicho sector de población porque, según dijo el Presidente de la República en recientes declaraciones a un programa de televisión de nivel nacional (el día 4 de octubre último), de los más de treinta y dos mil fallecidos por la pandemia de COVID-19 en el Perú, la población más afectada (del orden de 70 %) ha sido la adulta mayor.


Existen razones para la vulnerabilidad evidente de la gente que se pretende aislar de alguna manera, especialmente el deterioro lógico que los años imponen al organismo humano; más, aún, si en muchos casos esa mayor edad viene acompañada de enfermedades crónicas o de muy alto riesgo, como diabetes, hipertensión arterial, cáncer, cardiovasculares, entre otras. La dación de esa medida de protección, fue acompañada de recomendaciones respecto a cuidados adicionales que se debía tener con los adultos mayores, tales como que no sean ellos quienes efectúen las compras de productos de primera necesidad, sino algún familiar de menor edad; que se laven bien las manos, por un mínimo de 20 segundos, indicando lo más claramente posible cómo hacerlo; limpiar y desinfectar periódicamente las superficies de la casa; etcétera.


Según el mismo D.S., los adultos mayores están autorizados a salir, únicamente por los siguientes motivos:

· Solicitar atención médica urgente o ante una emergencia. · Adquirir alimentos, medicinas y servicios financieros, en caso de no tener a ninguna persona que los apoye.

· Cobrar algún bono otorgado por el Gobierno por la Emergencia Nacional. · Cobrar una pensión en una entidad bancaria. · Realizar un trámite que exija su presencia física.

Posteriormente, con fecha 2 de octubre último, se emitió el D.S. 162 que, en relación con la salida de sus domicilios, prohíbe a los adultos mayores hacerlo, con las excepciones ya anotadas.

Evidentemente, estas medidas tienen un buen propósito, según se acepta en el primer párrafo de esta Columna de Opinión, pero quienes las emiten no han caído en la cuenta que están discriminando a quienes alguna vez les enseñaron la forma en que debían “mover cada pie”, que todos quienes según ellos disponen podrían ser padres y hasta abuelos de los que “se permiten” dictar disposiciones que a los adultos mayores les resultan antojadizas. ¿Es que, acaso, se imaginan que tienen algo que enseñarnos (como lo he reconocido en más de una de mis anteriores Columnas de Opinión, formo parte de este sector social)?; hasta el día que nos toque dejar este mundo, seremos nosotros los que tendremos siempre algo para enseñarles a nuestros hijos, incluyéndolos a ellos como si lo fueran, sólo por una cuestión cronológica.

No se puede dejar de reconocer esa verdad estadística, puesta sobre el tapete por el señor Vizcarra, a la que me refiero también en el primer párrafo anterior, pero no tiene que achacársele a ignorancia o descuido de quienes ya no están: ¿por qué no piensan en que ellos pueden haber sacrificado involuntariamente sus organismos a la pandemia, por recibir a seres queridos (hijos, nietos) que los hayan visitado?: es muy difícil que un padre o una madre dejen de recibir la visita de sus descendientes, sólo porque los pueden contagiar …..

Deben saber esas autoridades, que los adultos mayores nos cuidamos más que las personas de mediana edad; que no salimos más que lo indispensable, si nos vemos obligados a hacerlo; que no vamos a buscar las aglomeraciones, para meternos en medio de ellas. Que somos, en suma, más inteligentes y más cautos de lo que se nos atribuye.

Ha declarado el Primer Ministro, también en estos días que, ante los fuertes reclamos que está generando este sector social por las medidas dispuestas, en la reunión de Consejo de Ministros de este miércoles 7 de octubre -día de publicación de esta Columna, hasta cuyo momento no he podido conocer cambio alguno-, se va a tratar el asunto, entendiéndose que lo harán con ánimo de encontrar alguna medida de solución que haga que los adultos mayores no nos sintamos cada vez más relegados y discriminados por quienes bien podrían ser nuestros hijos.

Tiene que haber otro tipo de solución a este problema, imaginativa, inteligente, que no sea como aquella que se conoció este lunes 5 por redes sociales, que dio a conocer que había una “batida” de vehículos en el Ovalo Gutiérrez, para detener y multar a todo conductor que fuera detenido, “in fraganti”, manejando el suyo, para aplicarle una multa de S/ 2000.00. Eso, señores, es una injusticia en toda la extensión de la palabra: ¿y, todo lo que nosotros hemos dado por ellos, sin cobrarles nada?


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ESSALUD

2件のコメント


Alfonso Abad Porras
Alfonso Abad Porras
2020年10月09日

Estimado raccon8, mucho le agradezco su gentil y amplia opinión, creo que bastante bien sustentada. El argumento de mi Columna de Opinión, correcto o no (y, en eso creo que puede radicar una debilidad importante), es que quienes participan en la emisión de los Decretos Supremos que menciono en la misma, no tienen el derecho ni la capacidad para decirnos a mí y a los que les llevamos ventaja cronológica, qué podemos y qué no podemos hacer. Es posible que se me pueda acusar de pueril, pero mantengo el criterio: es cierto que cotidianamente puedo aprender mucho de mis hijos y nietos, pero ni a ellos ni a nadie les doy el derecho de limitarme en lo absoluto, para eso…

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raccon8
raccon8
2020年10月09日

Estimado amigo, el comentario acerca de la disposición de gobierno sobre las limitaciones que nos hacen a quienes siempre nos hemos cuidado, es semejante a las prohibiciones en un estado de emergencia donde no hay mucha imaginación y si, bastantes temores sobre el contagio. Hacer ejercicios, salir a caminar, etc. ha sido recomendación constante de los médicos geriatras a sus pacientes mayores, pero frente a una pandemia que no es posible detener y con una población desobediente e indiferente, las decisiones crean malestar entre todos. Niños y adultos mayores están prisioneros por su bien, pero a qué costo. Yo se, que a mi edad, si me contagio, me muero, no hay duda, pero cuántas personas no piensan en eso y…

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