DESEOS Y EXPECTATIVAS PARA ESTE 2021

Ya empezó el nuevo año, el que quizá todos esperábamos soñando con la idea de que no sea tan difícil, tan nocivo como el anterior. Pero, ¿qué queremos realmente que suceda en este año, en líneas generales? Veamos:

· SALUD.

Que se acabe la amenaza mortal que pende sobre nuestras cabezas y las de nuestros seres queridos. Pero, para que haya alguna garantía de que así sucederá, necesitamos poner de nuestra parte lo que sea requerido para que las amenazas y los vaivenes de la enfermedad, no sólo no nos agarren desprevenidos, que no nos cojan sin estar preparados; es decir, que nuestras autoridades encuentren los medios para dotar al país de una infraestructura mínima, sanilaria y en recursos humanos. La ingrata experiencia que hemos vivido, no debe repetirse: total, lo que se haga no será desperdiciado, porque las necesidades en salud, en un país que adolece de tantas deficiencias como el nuestro, siempre serán muchas. Por otro lado, lo que se haga deberá ser un programa de largo aliento y por etapas; nadie puede esperar que, de un momento a otro, se disponga de recursos con los que no hemos contado o, de los que nunca dispusimos en volúmenes apropiados, mucho menos si pretendemos superar dificultades económicas producidas por la propia pandemia, entre otros motivos.

· ECONOMIA.

Queremos recuperar la estabilidad económica que ostentaba el Perú antes de la pandemia. Se viene publicando que nuestro país lo está haciendo y de forma acelerada; no pequemos de optimistas, pero sí “pongamos el hombro”, todos, para que así suceda. Con sus leyes dizque para beneficio de las clases más necesitadas, el Congreso está confabulando contra esa aspiración ciudadana; es de creer, porque no existen pruebas tangibles -aún- que quienes “manejan” a la masa de congresistas, llámense José Vega Antonio (Podemos Perú) o José Luna Morales (Unión por el Perú), que son los más notorios, tienen sus propios intereses totalmente diferentes de los del país; además de ellos, hay otros que eran o se han hecho conocidos, como Edgar Alarcón (Unión por el Perú), Omar Chehade (Alianza para el Progreso); y, los disociadores (en su mayoría) del Frente Amplio; o, aquellos que no se sabe para qué pretendieron llegar al Congreso (Frepap). Lo cierto, real o tangible, es que los congresistas que hoy tienen a su cargo la responsabilidad de aportar leyes y disposiciones en la recuperación económica del Perú, no se preocupan por el beneficio del país y de sus ciudadanos, todo lo contrario.

Queremos, necesitamos, que el Congreso de la República, que es la primera entidad pública bajo cuya responsabilidad se encuentran los destinos de la patria, vistan sus intenciones y productos de blanco y rojo para que, apoyados por un Ejecutivo que para eso está, lleven a cabo la recuperación de lo que tanto esfuerzo nos costó alcanzar. ¿Cómo hacerlo?; lamentablemente ellos no hacen caso a los que saben, a los profesionales y técnicos que para eso se formaron: ¡háganles caso, el Perú necesita que así sea!

POLITICA.

Durante todo lo que va del presente período gubernamental (2016 / 2021), la vida política de nuestro país se ha caracterizado por una pugna, muchas veces feroz, entre los Poderes Ejecutivo y Legislativo; el resultado, como no podía ser otro, es que nuestra calidad de país emergente y con aspiraciones a alcanzar el estatus de desarrollado, se han venido abajo, de lo que todos somos testigos.

Nuestra aspiración, como ciudadanos, es que esa actitud cambie radicalmente, ahora que tendremos que elegir a quienes van a reemplazar a los que nos están dejando tan mala impresión. Para bien, naturalmente; que los Poderes del Estado marchen al unísono y de común acuerdo. Más, aún, necesitamos que los nuevos inquilinos de Palacio de Gobierno y del Congreso de la República, sean, por fin, gente de bien, que ayude al país a superar sus problemas y dificultades, que no contribuyan a ampliarlos: ¡que nos inspiren confianza y que la justifiquen!

SEGURIDAD.

Los peruanos esperamos, ¡por fin!, cuando los problemas de la salud no lo prohíban, salir a las calles con la tranquilidad de que las personas del entorno que nuestro motivo de salida genere, no nos infunda preocupación, que no tengamos que presumir que tal o cual persona o grupo de las mismas con que nos tengamos que cruzar en el camino pueden asaltarnos. Si hoy tenemos aprehensiones por donde vamos, que ellas desaparezcan, porque las autoridades han sabido poner orden y, además, ellas mismas nos generen confianza.

Ya estamos hartos de delincuencia y criminalidad; necesitamos vivir sin sustos, para estos últimos, nos basta y nos sobra con los efectos de la pandemia del coronavirus. Queremos que las actuales y las nuevas autoridades que por elección lleguemos a tener, sepan encontrar la forma de poner a raya a quienes abusan de lo calmos o incapaces de tomar acción por nuestras propias manos que somos o, que aún no hemos llegado al límite de nuestra capacidad de aguante.

Creo que cualquier otro deseo o expectativa sería cubierto si los enunciados lo hicieran: caería por su propio peso.

¿Es mucho pedir?