top of page
Buscar
Foto del escritorAlfonso Abad Porras

CRÍTICA

El jueves 16 último, la periodista del diario El Comercio, María Alejandra Campos, publicó un artículo con el título “La victoria está en la cocina”. Esta periodista tiene espacio para sus publicaciones una vez por semana, actualmente los jueves -me parece que cambió su día de publicación, pero no es relevante-; no siempre la leo, porque como lector he llegado a la conclusión de que está identificada con un partido político que, como es de oposición, la ha convertido en fuerte opositora al régimen de turno.


Nada de malo, considero, tiene que la citada periodista tenga “su corazoncito” político, porque todos lo tenemos y nos asiste el derecho de exigir respeto por tenerlo. Sin embargo, no es de esperar que un periodista, en general, ponga de manifiesto su color político cuando escribe en un diario que se identifica como independiente; de todas formas, si la línea editorial o periodística del diario en cuestión lo permite, no me siento autorizado a criticar esa inclinación política.


Sí, en cambio, me siento totalmente autorizado, como peruano, a criticar abierta y públicamente lo que la “politóloga” (así firma sus artículos) publicó en la fecha anotada: por disposición de la más alta autoridad del país, el Presidente de la República, puesta de manifiesto en forma enérgica al comunicar a todos los peruanos su dictado, así como ratificada en cada una de sus conferencias de prensa en tono casi de pedido de favor; también, usada infinidad de veces por quienes imparten las noticias en forma hablada o escrita, la población en su totalidad o por partes de acuerdo a la disposición, debe dejar de salir a las calles, por el motivo que sea, cuando así se programa por las autoridades. Como es de conocimiento general, esta decisión ha sido tomada con el propósito de que los infectados a que dé lugar la pandemia del COVID-19, muy contagiosa como es sabido mundialmente, alcancen a la menor cantidad de personas posible, porque nuestra infraestructura hospitalaria colapsaría muy rápido si no se hiciera el máximo esfuerzo por evitarlo mediante el cumplimiento de la disposición. Por este motivo, principalmente, tanto la policía como las fuerzas armadas están en las calles.


Sin embargo, la periodista Campos se da el lujo, en su artículo, de dar por sentado que “…lograr que la población cambie su comportamiento no es una tarea sencilla”. Queda, entonces, implícito que si no se puede, pues, qué se le va a hacer, según su personal razonamiento. También, que “cada uno tiene las costumbres que tiene por alguna buena razón”; esto, a su vez significa que no importa lo que digan el Presidente ni las autoridades, así como el motivo de su disposición, la razón de cada persona que incumple lo dispuesto, está primero, así sea un capricho o una veleidad, como hemos visto varias veces por televisión.


Asimismo, que “se requiere un buen argumento para hacer las cosas de una manera distinta, pues sin información suficiente, es posible que la persona en cuestión esté convencida de que la manera en la que se maneja no tiene nada de malo”; es decir, que para esta periodista el hecho de que el Presidente de la República y una parte de su Consejo de Ministros salgan casi todos los días a brindar conferencias de prensa sobre lo que va sucediendo con la pandemia en el Perú y a los peruanos, no es información suficiente: ¿cómo llama a todo lo que se propala en esos eventos cotidianos?.


Termina este párrafo de su texto, diciendo: “Basta con ver algunas de las personas entrevistadas en los medios de comunicación para saber que no todos -muchas veces ni los mismos periodistas- tienen claro para qué sirve una mascarilla”. En este caso, se aplica perfectamente el dicho “no hay peor ciego que el que no quiere ver”; por lo demás, resulta evidente la forma en que la señora Campos interpreta a su manera lo que ve, aunque de paso atente contra la inteligencia de quienes aparecen en las entrevistas que menciona y hasta contra la de quienes espectamos esas noticias.


Menciona, en el resto de su artículo la periodista, que el Presidente en particular y el Gobierno en general, no hacen bien lo que están tratando de hacer: que el 27 de abril, cuando se espera levantar la cuarentena, total o parcialmente, la población va a salir en tropel y, por consiguiente, la pandemia va a arrasar, con todo su furor, a los incautos, por no haber sido debidamente prevenidos. Pregunto, nuevamente: ¿no quiere aceptar o no quiere ver la periodista que, casi en cada conferencia de prensa el Presidente Vizcarra dice que la vuelta a la normalidad será paulatina, para evitar precisamente que suceda lo que ella, yo diría que malévolamente, predice?


Considero que todo periodista, sea cual sea el medio por el que difunde sus opiniones debe, en primer término, respetar la investidura del Presidente de la República y el texto del artículo que critico no lo hace, aunque ella pudiera creer que no hay falta de respeto de su parte en el susodicho artículo; además, también está faltando a la opinión pública: el diario para el que ella escribe estos artículos, publica mensualmente encuestas de opinión en las que últimamente, a raíz de la actuación del señor Vizcarra frente a la pandemia y encabezando el Poder Ejecutivo, se encuentra con un alto porcentaje de opiniones a favor.


La periodista-politóloga, evidentemente, no se va a rectificar ni va a enmendar su conducta profesional; sin embargo, toca a la dirección del periódico para el que publica tan desacertados artículos que, por lo demás, no sólo la dejan mal a ella, hacer lo necesario para evitar que la función educativa que todo medio de difusión, en este caso el que tiene a su cargo, caiga precisamente en el error de producir lo contrario, maleducar a sus lectores.




69 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

ESSALUD

Comments


bottom of page