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Foto del escritorAlfonso Abad Porras

CAOS POR TRANSITO VEHICULAR EN LIMA

Con motivo de la cada vez mayor proliferación de automóviles colectivos en rutas principales de la ciudad, los denominados “corredores complementarios” de Lima y Callao dejarían de operar el 30 de junio próximo, quedando el servicio público de pasajeros en manos de los citados colectiveros que, para colmo, actualmente operan en calidad de informales, haciéndoles competencia.


Al caos generado por el desorden en el transporte de servicio público, más la exorbitante -para Lima y Callao- cantidad de vehículos particulares que circulan por sus calles y avenidas, además de otros tipos de vehículos motorizados que también lo hacen, se han sumado en días recientes situaciones que atentan contra su ordenamiento, promoviendo increíblemente su retroceso hacia un mayor desorden, a saber: Remoción de la Presidenta del Consejo Directivo de la Autoridad de Transporte Urbano para Lima y Callao (ATU), María Jara; Promoción de proyectos de Ley a nivel parlamentario, con el fin de autorizar la operación de los taxi-colectivos; Anuncio de empadronamiento de los taxi-colectivos que circulan por la Av. Arequipa por parte del Alcalde de Lima.


La remoción de la señora María Jara, como Presidenta de la ATU, de acuerdo a la información hasta el momento hecha pública, así como a la demanda de amparo interpuesta por la afectada ante el Poder Judicial, estaría faltando a la norma como se dio a conocer, porque se dictó un Decreto Supremo que modifica el reglamento de organización y funciones de la entidad, según el cual se le pudo remover por “pérdida de confianza”, causal no contemplada hasta antes de la dación del citado Decreto, porque la creación de la ATU a partir de la modificación de la Ley Orgánica de Municipalidades, establecía que los miembros del Consejo Directivo son designados por cinco años, sin mencionar o establecer cuestión de confianza alguna. Sin embargo y al margen de que se dé o no la razón a la señora Jara, así como que hubieron demoras significativas en la toma de posesión de su cargo y en contar con los medios necesarios para ejercerlo, es evidente que ella lo reclama con la mayor desfachatez, porque no cumplió en absoluto con el cometido para el cual fue nombrada, lo que todos los ciudadanos de Lima y Callao podemos verificar con sólo salir a las calles y ver el caos de transporte existente.


Respecto a los proyectos de ley presentados en el Congreso para autorizar la creación y circulación de líneas de taxis-colectivos, es evidente que implican un retroceso frente a todo el esfuerzo realizado para comenzar el ordenamiento del tráfico mediante la creación de líneas de corredores complementarios y supresión de una importante cantidad de líneas de camionetas rurales -las llegadas a llamar “combis asesinas”-. Cuando el público usuario se está acostumbrando al uso de los ómnibus que conforman los corredores complementarios, aparecen los taxi-colectivos que, a vista y paciencia de las autoridades, “piratean” pasajeros a las líneas de servicio público autorizadas; “tras de cuernos palos”, algunos parlamentarios proponen la oficialización de taxi-colectivos mediante propuesta de dictado de leyes que así lo autoricen: no cabe otra explicación que aquella de que están tratando de llevar “agua para sus molinos”, que deben tener intereses subalternos para promover algo que es prácticamente “contra natura”, porque los susodichos taxi-colectivos provocan muchos de los accidentes de tránsito que se producen a diario, así como muchas veces sirven para la comisión de delitos cuando hay quienes fingiendo prestar este servicio usan vehículos propios o robados para asaltar a gente apurada por llegar a su destino.

Para mejorar el tránsito, se han propuesto -y se seguirá haciendo- diferentes soluciones generalmente aisladas unas de otras, con lo que en realidad lo que se sugiere es sólo la aplicación de paliativos que, por sí solos, no van a lograr nunca su cometido: el fin del caos vehicular y el ordenamiento del tránsito. Si hasta parece que no hubiera un real propósito de mejora o, que se pone al frente de las entidades a las que les corresponde dictar las medidas necesarias y eficientes, a personas que no cuentan con los conocimientos y capacidad suficientes para ese cometido.


En febrero de 2019, me ocupé del mismo asunto en otra Columna de Opinión, en la que propuse hasta cuatro formas de solucionar el problema -o, contribuir a hacerlo- las que a continuación transcribo, en calidad de sugerencias que puedan ayudar a solucionar el cada vez peor y muy congestionado tránsito vehicular en Lima y Callao:


Empleo de transporte por líneas férreas a lo largo y ancho de la ciudad. En la mayoría de países desarrollados, se utiliza este tipo de transporte para movilizar al grueso de la población que se traslada cotidianamente por toda la ciudad. En dichos países, quienes utilizan este servicio, se movilizan desde sus hogares o lugares donde pernoctan hacia sus destinos de cada día, mediante sus vehículos propios que dejan en playas de estacionamiento establecidas para ese fin o, por medio de servicios motorizados de movilidad pública como los que usamos actualmente en toda la capital.


Con este sistema, se ahorra combustible, no tanto por la distancia a la que se requiera movilizarse, sino y especialmente, por no tener que sufrir el lento movimiento de nuestro hoy por hoy muy pesado tránsito.


Si bien esta alternativa tomaría un tiempo bastante largo en ser aplicada, creo que sería una muy buena solución para tan desagradable problema que venimos viviendo por muchos años y que cada vez es peor.


Afincamiento laboral de la masa trabajadora en sus localidades de residencia. En este caso, tocaría a las autoridades nacionales dictar medidas para propiciar que las empresas encuentren favorable contratar a su personal de todo nivel, preferentemente en las circunscripciones geográficas de su entorno; las ciudades del interior del país que ya están viviendo un problema de tránsito similar al limeño o, comenzando a vivirlo, podrían adaptarse sin problemas a estas disposiciones. A las autoridades locales, les tocaría la responsabilidad de crear padrones de empresas y de fuerza laboral para facilitar la aplicación de esta medida.


Esta alternativa, posiblemente, sería de menor duración para ser aplicada y disminuiría significativamente el caos vehicular que hoy constituye nuestro tránsito.


Retiro de circulación de vehículos con antigüedad mayor a determinado número de años. Desde que terminó el Gobierno Militar, se permitió el ingreso de vehículos de toda marca y características posibles, con lo que se consiguió incrementar de manera exponencial su número, porque paralelamente no se dictaron disposiciones para el retiro de aquellos que, al alcanzar determinada cantidad de años de uso, devinieran en obsoletos y motivo de polución ambiental. Considero que el ingreso de nuevos vehículos va aparejado de la idea de reemplazar a los que supuestamente han alcanzado la totalidad de su vida útil.


Creo que, siempre, se pueden dictar disposiciones (de obligatorio cumplimiento) para sacar de nuestras atiborradas pistas a los vehículos que alcancen determinada cantidad de años de uso -a fijar-, desde su salida de tienda, con lo que disminuiría no sólo la cantidad de vehículos que circulen por nuestras pistas, sino y especialmente, la polución ambiental.


Prohibición de circulación de camiones y vehículos pesados en la ciudad, en horario de 05:00 a 23:00 horas. En diferentes oportunidades se han dictado disposiciones para aplicar esta necesaria medida; sin embargo, prácticamente nada se ha logrado, a pesar de que estos vehículos son causantes de excesiva lentitud en la circulación del tránsito, debido especialmente a su peso y envergadura.


Creo que esta última, sería la solución de más corta duración, especialmente porque estaría en manos, en este caso, del alcalde de Lima y de los alcaldes provinciales.


Debo reconocer que, de un tiempo a esta parte, la última de las sugerencias que planteo se viene aplicando, aunque considero que no con la rigurosidad debida ni en la magnitud que corresponde. Cabe añadir que, si bien la aplicación aislada de cualquiera de las medidas que sugiero podría contribuir a solucionar total o parcialmente el problema del caos vehicular, aplicarlas en forma simultánea debería dar mucho mejores resultados.


Como es obvio, las alternativas de solución que propongo son sólo ideas de un usuario de las redes viales citadinas, ya sea en vehículo particular o en alguno(s) del sistema de servicio público de transporte, lo que no me convierte en un experto en el tema, pero sí me permite contar con la experiencia suficiente para plantearlas; sin perjuicio -especialmente por la larga duración de su aplicación-, de que se continúen aplicando aquellas medidas a las que he llamado líneas arriba “paliativas”, siempre con la esperanza e intención de que todas ellas contribuyan a la solución de este problema que ya adquirió el nivel de álgido.



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