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Foto del escritorAlfonso Abad Porras

CALENTAMIENTO GLOBAL Y CAMBIO CLIMATICO

El cambio climático es el fenómeno correspondiente a los cambios a largo plazo de las temperaturas y los patrones climáticos. Estos cambios inicialmente eran sólo naturales; por ejemplo, a través de las variaciones del ciclo solar. Pero, desde el siglo XIX, las actividades humanas han sido el principal motor de su ocurrencia, debido principalmente a la quema de combustibles fósiles como el carbón, el petróleo y el gas. La quema de combustibles fósiles genera emisiones de gases conocidos como de efecto invernadero, que actúan como una manta que envuelve a la Tierra, atrapando el calor del Sol y elevando las temperaturas. El calentamiento global se constituye por la absorción de la energía solar por parte de la Tierra, la misma que, al calentarse, desprende calor a la atmósfera en forma de rayos infrarrojos; parte de este calor vuelve a ser remitido a la superficie terrestre y la consecuencia es el recalentamiento de la misma.


Algunos ejemplos de emisiones de gases de efecto invernadero que provocan el cambio climático son el dióxido de carbono y el metano. Estos proceden del uso de gasolina para conducir un automóvil o de carbón para calentar un edificio, por ejemplo; el desmonte de tierras y bosques también puede liberar dióxido de carbono. Los vertederos de basura son una fuente importante de emisiones de metano. La energía, la industria, el transporte, los edificios, la agricultura y el uso del suelo se encuentran entre los principales emisores.


El calentamiento global se refiere sólo a la temperatura de la superficie de la Tierra, mientras que el cambio climático incluye el calentamiento y los "efectos secundarios" de este calentamiento -como son los glaciares que se derriten, tormentas de lluvia más severas o las sequías más frecuentes-. El cambio climático es la consecuencia del calentamiento global de la Tierra; esto es, el aumento general de la temperatura en el planeta, que se produce en proporciones de desastre, por las emisiones tóxicas que el ser humano genera en sus actividades.


El cambio climático, provocado por los seres humanos, es ya una realidad, y está afectando la vida de todo el planeta. Cada vez más estudios científicos así lo evidencian; por ejemplo, un trabajo publicado en Science en 2016 señalaba que el 80% de todos los procesos ecológicos de la Tierra ya están siendo alterados por el calentamiento global, basándose en datos de artículos científicos publicados hasta la fecha sobre los efectos en animales y plantas. Según uno de sus autores, James Watson, profesor de la Universidad de Queensland (Australia), “los efectos del cambio climático se están sintiendo en todas partes, sin que se libre ningún ecosistema de la Tierra”.


La organización conservacionista internacional WWF alerta en su Informe Planeta Vivo, del cada vez más rápido declive de la biodiversidad del planeta; y, cómo el cambio climático es ya su tercera causa, tras la degradación del hábitat y la sobreexplotación de la caza y la pesca. Sus autores sostienen que los seres vivos sólo tendrán dos opciones para sobrevivir: desplazarse o adaptarse.


Los seres humanos somos los causantes del cambio climático, pero también somos víctimas del mismo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) asegura que causa “defunciones y enfermedades debidas a desastres naturales. Además, muchas enfermedades importantes son muy sensibles a los cambios de temperatura y pluviosidad. Entre ellas enfermedades comunes transmitidas por vectores, por ejemplo, el paludismo y el dengue; pero también se dan otras grandes causas de mortalidad como la malnutrición y las diarreas. El cambio climático ya está contribuyendo a la carga mundial de morbilidad y se prevé que su contribución aumentará en el futuro”.


El cambio climático también está afectando a la salud de muchas maneras, por ejemplo, provocando muertes y enfermedades por fenómenos meteorológicos extremos cada vez más frecuentes, como olas de calor, tormentas e inundaciones, alteración de los sistemas alimentarios, aumento de las zoonosis y de las enfermedades tropicales. El año 2020 fue el año más caluroso a nivel mundial desde que existen registros y, a escala global, el primer semestre de 2021 terminó entre los seis más cálidos. Los glaciares se derriten a un ritmo nunca visto anteriormente, el nivel del mar aumenta debido al deshielo, las selvas se secan y la fauna y la flora luchan para sobrevivir en un escenario de cambios vertiginosos y complejos, que a menudo impactan gravemente en la biodiversidad. Un aumento general de las temperaturas, fenómenos meteorológicos extremos, olas de calor e inundaciones, falta de cosechas, migrantes climáticos y un largo etcétera de consecuencias que ponen al cambio climático en primera línea de la agenda global por sus efectos a nivel mundial. La evidencia científica declara que la actividad industrial humana ha causado la mayor parte del calentamiento global del siglo pasado mediante la emisión de gases de efecto invernadero, que retienen el calor y cuyos niveles son cada vez más altos.


De hecho, por primera vez desde que se tienen registros, las conclusiones de un reciente estudio publicado el pasado marzo han puesto en jaque las estimaciones de evolución climática al revelar que la capacidad de la selva más grande del mundo de absorber carbono de la atmósfera se ha reducido hasta tal punto que ya podría estar liberando más carbono del que almacena.


Para algunas entidades gubernamentales, el cambio climático no es un problema sólo ambiental “sino de profundas consecuencias económicas y sociales. Su impacto potencial es enorme, con predicciones de falta de agua potable, grandes cambios en las condiciones para la producción de alimentos y un aumento en los índices de mortalidad debido a inundaciones, tormentas, sequías y olas de calor”. Los países más pobres son los que sufren las peores consecuencias del calentamiento global. Naciones Unidas estima que ya hay más de 65 millones de personas desplazadas por los efectos del cambio climático y el calentamiento global. El Banco Mundial calcula en ese informe, que 140 millones de personas de África, Asia y América Latina abandonarán sus países de aquí a 2050 por los efectos catastróficos del cambio climático; a los desplazados por esta causa, se les está denominando “refugiados climáticos”.


Un informe del Banco Mundial señala que, si se toman medidas, los refugiados climáticos se podrían reducir hasta en un 80%. Naciones Unidas enfoca la acción contra el cambio climático desde dos perspectivas: la mitigación y la adaptación. Por mitigación se entiende el intento de limitar los efectos de la acumulación de los gases de efecto invernadero en la atmósfera. Ya desde el conocido Protocolo de Kyoto, de 1997 se marcaron metas para los gobiernos de todo el mundo. El cambio climático es un problema global y las soluciones deben tomarse por el conjunto de los países: sustituir los combustibles fósiles por energías renovables, aumentar el reciclaje o la eficiencia energética, utilizar modos de transporte sostenibles, construir viviendas y edificios más eficientes, detener la deforestación y regenerar los bosques, cambiar las técnicas agrícolas intensivas por otras sostenibles, ayudar a los países menos desarrollados para que incorporen dichas medidas, etc.


Los gobiernos también aplican medidas de adaptación, aceptando que el cambio climático es real y cada vez más grave, tratando de preparar a sus países para reducir lo más posible sus efectos. Los expertos aseguran que todavía estamos a tiempo; pero, para ello, es urgente implantar cuanto antes y de manera complementaria, dichas medidas de mitigación y adaptación. Algunas medidas sencillas y al alcance del término medio de las personas para reducir el calentamiento global, son:


· Usar menos el auto propio y más el transporte público

· Utilizar electrodomésticos ahorradores de energía

· Consumir alimentos propios de la localidad donde se vive

· Ahorro de agua

· Utilización de productos biodegradables

· Crear lazos con vecinos para compartir alternativas.


En los días que corren, entre el 6 y el 18 del mes en curso, se está llevando a cabo la COP 27, es decir la 27 Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2022, en la que se debe estar revisando el cumplimiento de los acuerdos previos sobre este fenómeno, así como estableciendo nuevos acuerdos y disposiciones a cumplir por los países miembros. Con motivo de este evento, la señora Bettina Woll, representante del PNUD (Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo) en el Perú, escribió un interesante artículo sobre el tema al que está dirigida esta Columna de Opinión.


Ella nos hace ver cómo la crisis climática afecta al Perú, especialmente a su biodiversidad. Nos dice que el Perú es uno de los países más vulnerables al cambio climático y, también, de los de mayor biodiversidad en el mundo, la cual debemos a la presencia de la Amazonía y sus bosques en nuestro país, los mismos que regulan el ciclo del agua y proveen alrededor del 50% de humedad a la región andina. Lamentablemente, la deforestación y la degradación la están llevando al punto de no retorno, según diversos estudios. También, que “esta megadiversidad asimismo se debe a los Andes tropicales, foco de mayor diversidad biológica del mundo, con más de 34000 especies, pero ha perdido más del 70% de su hábitat natural”.


Si esto lo llevamos a términos económicos, es importante saber que la biodiversidad aporta entre el 15% y el 20% del PBI nacional; además, que es fuente de trabajo de tres millones de personas dedicadas a la agricultura, así como otras 76000 dedicadas a la pesca artesanal; y, 50 pueblos originarios viven en la Amazonía. Asimismo, la gastronomía, de la cual el Perú es actualmente líder, depende directamente de la biodiversidad. Por consiguiente y como bien dice la autora del artículo en mención, “esta no sólo es la base de la economía peruana, sino del país”.


Otro aspecto que toca la articulista, muy relacionado con el tema, es que quienes defienden esta biodiversidad siguen siendo asesinados , habiendo sido la última década la más letal para defensores ambientales en el Perú y América Latina, según la publicación Global Witness, los que fueron asesinados por proteger el territorio; esto, hace urgente la ratificación del Acuerdo de Escazú -que inexplicablemente Pedro Castillo se niega a suscribir, desde que tomó posesión de su actual cargo-, así como evitar retrocesos en la Ley Forestal y de Fauna Silvestre, que el Congreso busca modificar por insistencia, sin sustento técnico.


De todo lo expuesto, considero que se justifica plenamente lo dicho por el Secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, ”la humanidad debe elegir: cooperar o morir”.


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