La presente Columna de Opinión, se debe a una noticia propalada recientemente por televisión, en uno de los noticieros matutinos (el noticiero de canal 9), el mismo que ni siquiera tuve oportunidad de ver, pero que me comentó mi esposa, sugiriéndome incluso que la tomara como tema de alguna de mis publicaciones.
Como es de suponer, he buscado información al respecto en internet, llevándome la sorpresa de que se trata de algo muy loable generado por un niño de tan sólo siete años de edad, que a la fecha ya tiene diez años de existencia y sirve de ayuda a niños y jóvenes, que se dedicó inicialmente sólo a la ciudad natal de su creador, Arequipa, pero cuya proyección a crecer ya lo ha traído a Lima, según la referida noticia.
La información que obtuve en internet, cuenta que este niño, de nombre José Adolfo Quisocala Condori, a los siete años de edad, cuando fue testigo involuntario de cómo otros niños, compañeros suyos de clase, tenían que trabajar y, muchos de ellos, abandonaban a tan temprana edad los estudios, porque sus padres no podían pagárselos y, además, preferían que trabajaran con ellos en las labores del campo.
A raíz de esta toma de conciencia de un problema que ocurría prácticamente delante de él, el niño José Adolfo Quisocala se hizo el propósito de hacer algo para dotar a esos niños de recursos que les permitieran continuar sus estudios, haciendo frente a su costo ellos mismos. Muy pronto cayó en la cuenta de que una forma de ganar dinero, era comercializar los artículos en desuso por cualquier razón; bastaba con que hubiera comprador para dichos artículos: creó el Banco del Estudiante, que comenzó funcionando en su propio colegio, lo que se propició cuando, paralelamente a los buenos propósitos de este niño, fue elegido Alcalde de su colegio. Habló con el director de su propósito y consiguió que le diera un pequeño espacio para llevar a la práctica su idea; dicho espacio estaba constituido por dos palos de eucalipto con un techo de calamina en el medio, una mesa y cuatro sillas.
Uno de los mayores estímulos que recibió para seguir adelante con su idea, fue que el primer año ayudó a dos niños; uno, que quería comprarse una bicicleta y, el otro, que quería comprarse unas zapatillas para jugar fútbol, porque su sueño era ser jugador profesional. Estos dos niños pudieron comprarse lo que soñaban llevando los residuos sólidos de sus casas al colegio y ahorrando el monto correspondiente a la venta. También, si su abuelita les daba un sol o dos soles lo llevaban para que los ahorrara.
El Banco del Estudiante enseña a los niños cómo funciona el mundo de las finanzas. Los jóvenes pueden ahorrar con dinero o a través de una “Eco Moneda” generada a través de la venta de sus residuos sólidos. Es una organización social que promueve la educación e inclusión financiera y el emprendimiento en niños y jóvenes del Perú, a través del manejo adecuado de residuos sólidos.
Hacen algunos años, cuya cantidad no puedo precisar, escuché por primera vez la noticia de que había un niñito peruano que había formado un Banco. Debo reconocer que, entonces, la idea me hizo sonreír, porque definitivamente no creí posible que la idea prosperara, pero hoy la institución ya tiene diez años de existencia y, si comenzó con muy pocos clientes, alumnos del mismo colegio que él, actualmente cuenta con más de 6000 -cifra a la que alcanzaba en 2021- socios. En la entrevista que propaló ATV Noticias, se le preguntó si recibía ayuda del Estado, a lo que respondió que ninguna, en absoluto; en cambio, sí reconoció que recibe ayuda de la empresa privada, mencionando específicamente a la cadena Totus.
El Banco del Estudiante tuvo un pequeño “boom” en el segundo año de su creación, probablemente cuando más lo necesitaba: la Municipalidad Provincial de Arequipa premió a José Adolfo Quisocala por su proyecto; esto generó un afán de emulación entre alumnos de otros colegios, lo que motivó más aún al niño. El ha declarado que recibe asesoría en contabilidad finanzas, aspectos legaales, así como en temas relacionados con los niños y con el medio ambiente. Trabaja con Visa por el tema de la tarjeta y la cuenta, así con empresas recicladoras, para colocarles los productos de reciclaje que recopila.
Este niñito biene dando un ejemplo al Perú y a los peruanos, que debe servir para mejorar el país; por emulación, no de la misma actividad a la que se dedica, sino porque con su esfuerzo está demostrando que se puede hacer el bien a los demás: ojalá que muchos lo sigan.
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