Estamos a prácticamente un mes del proceso electoral para elegir a las nuevas autoridades locales y regionales para los próximos cuatro años. Como en cada situación similar, los candidatos ofrecen de todo y, cuando termina su período, los resultados son muy diferentes a tales promesas. Un ejemplo sería ahora, que es o debería ser, también, época de pedir cuentas a quienes fueron las autoridades elegidas hace cuatro años; con toda seguridad que encontraríamos infinidad de incumplimientos y de problemas que no motivaron su atención, a pesar que “están ahí”, prácticamente desde siempre, con la única diferencia que con el correr del tiempo se van haciendo álgidos, a la par que “invisibles” para quien o quienes “no los quieren ver”.
En esta oportunidad, me refiero principalmente, en calidad de ejemplo, al tema abordado por el diario El Comercio en su edición del viernes 19 de agosto último. Se ocupa dicha nota periodística de la aglomeración -por toneladas- de basura en las bases de no menos de diez puentes que cruzan el río Rimac, desde el de la Av. Gambetta, en el Callao, hasta el puente Chinchaysuyo, en San Juan de Lurigancho.
En torno a los pilares de soporte de dichos puentes, así como de los existentes a lo largo de todo el cauce del río entre ambos, la basura es depositada sin control, por muchos años, dándose el hecho de que hay gente que la traslada hasta allí en autos, según vecinos. Dice asimismo el artículo periodístico, que muchas veces hay mafias que controlan esos espacios, ahuyentando así a posible personal de seguridad.
Según explica, también, el citado artículo, un factor principal para que esto ocurra en algunos casos, es la falta de una delimitación clara entre distritos que colindan con algunos puentes sobre el Rimac, lo que permite que las Comunas de dichos distritos asuman que la limpieza no es de su incumbencia, sino de la del distrito vecino. En cuanto a este argumento, considero que hay otro que cae por su propio peso: la municipalidad provincial tiene -o debería tener- la responsabilidad de definir cuáles son los límites que corresponden a cada distrito que forma parte de su circunscripción territorial; es, por tanto, de su exclusiva incumbencia la superación de ese pretexto.
De manera general, es un hecho que todos tratan de “zafar el cuerpo”, independientemente que propongan o no hacer algo por eliminar esos focos de enfermedades y de daños al medio ambiente. De acuerdo a las citas que hace el periódico sobre propuestas de actuales candidatos a la Alcaldía de Lima, realmente no se pone de manifiesto la intención de aplicar ninguna medida concreta para eliminar la basura así acumulada, ni para convertir los residuos sólidos que constituyen esa basura, mayormente doméstica, en algo útil, segregado desde el origen, es decir desde cada hogar que la produce.
Al respecto, considero conveniente citar un ejemplo que conozco, el de la Municipalidad de La Molina: De un tiempo relativamente corto a esta parte -alrededor de un año-, en dicho distrito se viene aplicando una disposición de cumplimiento voluntario por parte del vecindario, de acuerdo a la cual los vecinos se deshacen de materiales en desuso, principalmente de papel o cartón, plástico y vidrio, haciéndolo en vez de al camión diario de recojo de basura, en bolsas que en determinado día de la semana pasa a recoger personal asignado para este fin, el mismo que provee -a quienes acopian estos desechos de sus domicilios- de las bolsas para el acopio de la siguiente semana. Debo reconocer que desconozco lo que hace la municipalidad con los residuos sólidos que así recolecta, pero la lógica me dice que los debe utilizar para la producción de artículos reciclados mediante su comercialización a empresas dedicadas a este tipo de manufactura.
Este ejemplo, que posiblemente ya se esté aplicando en otros distritos, pero que debería ser acogido a lo largo y ancho del Perú, dado el aprovechamiento que cada vez más se da al reciclaje de algunos de los materiales citados anteriormente, aunque no necesariamente de la misma forma, permite al aplicarlo algunos resultados positivos, tales como:
• Proporcionar utilidad adecuada a los residuos sólidos de tipo doméstico reutilizables, mediante la aplicación de métodos modernos de reciclaje.
• Contribuir a la conservación del medio ambiente.
• Contribuir a una mejor gestión de gobierno municipal.
Es, pues, una idea que deberían llevar en sus programas los candidatos a los procesos de elección próximos; de no hacerlo, demuestran que su interés por el bienestar comunitario no es tan cierto como manifiestan en sus campañas electorales, puesto que la limpieza en nuestras calles y la acumulación inadecuada de basura, son de primerísima importancia para el vecindario en todas partes.
Volviendo al tema de dicho proceso, me tomo la atribución de hacer dos sugerencias cuya aplicación no sólo permitiría aprovechar y mejorar el destino final de los residuos sólidos -la basura, principalmente doméstica- , sino también otros aspectos de las respectivas gestiones, local y regional.
· Las municipalidades provinciales deben autorizar y dirigir los proyectos de desarrollo vecinal de las distritales que forman parte de sus respectivas jurisdicciones; asimismo, deben resolver los problemas limítrofes que existan o surjan entre dos o más distritos que forman parte de la provincia.
En los hechos, se aprecia con toda claridad, la necesidad de que las autoridades distritales rindan cuentas a un organismo superior. Los concejos provinciales, a su vez, deben rendir cuenta de sus gestiones a los Gobiernos Regionales, con el mismo propósito; y, estos, al Congreso de la República. Cada entidad de superior orden jerárquico, para sus evaluaciones de desempeño de las gestiones ya mencionadas, deberá contar con el apoyo de la Contraloría General de la República.
· Se debe crear, a partir de las próximas elecciones sub-nacionales, Tribunales de Honor a nivel departamental o regional, al cual sean sometidas corporativamente todas las autoridades edilicias y regionales que inicien sus gestiones a partir de enero de 2023. Por consiguiente, a nivel país deberían crearse hasta 26 Tribunales de Honor, puesto que el Perú cuenta con 25 Gobiernos Regionales incluyendo al Callao, así como que excepcionalmente Lima tiene dos Regiones, Lima Provincias y Lima Metropolitana, propiamente dicha.
Dado el carácter de “Honor” de los referidos tribunales, su creación no debería ser motivo de reforma constitucional, pero su función tendría por finalidad mostrar a la opinión pública qué tan alineadas o desviadas están las referidas gestiones de lo que ofrecieron para ser elegidas, así como su grado de avance respecto a la programación de inicio. Su existencia y razón de ser, sólo sería de carácter informativo, sin la posibilidad de aplicar acciones correctivas en caso de desviaciones.
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