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Foto del escritorAlfonso Abad Porras

ATENTADOS CONTRA LA EDUCACION EN EL PERU

El martes 24 de diciembre, el educador señor Jorge Camacho Bueno, en un artículo titulado “Miremos adentro”, publicado en la página editorial del diario El Comercio, hizo dos importantes denuncias sobre la intención de atentados contra la Educación en el Perú, sin calificarlas como tales, denuncias, pero que lo son en todo el sentido de dicha palabra.


A fin de expresar en esta Columna de Opinión por qué considero que el articulista invitado de El Comercio ha denunciado la posibilidad de que se lleven a cabo actos en contra de la educación en nuestro país, a lo largo de esta Columna me voy a permitir glosar el artículo del señor Camacho.


Dice el señor Camacho, que algunos de “los que juegan un papel relevante en las políticas educativas” sugieren abandonar la prueba PISA (por sus siglas en inglés), que es una evaluación de conocimientos a alumnos de quince años, en las materias de matemáticas, comprensión de lectura y ciencias. Esto no demuestra sino la poca o ninguna seriedad con la que las personas a las que se refiere y están ubicadas en cargos influyentes o significativos dentro del sistema de educación, asumen dichos cargos y las funciones inherentes a los mismos.


Dice el señor Camacho, con toda razón, que “nunca se han resuelto los problemas por dejar de verlos”, que “bien dicen que no hay peor ciego que el que no quiere ver”, yo le añado que esa gente sigue la política del avestruz, que esconde la cabeza en la tierra para no ver los problemas y, para que estos no lleguen a el. A mi modo de ver, tal conclusión, no es otra cosa que una confesión de ineptitud: decir que la prueba PISA “no es significativa para medir el sistema educativo del país”, es en realidad decir que es preferible no medir o evaluar los conocimientos de los alumnos que se eligen como muestra, para que no se sepa qué tan mal (o bien, pero eso difícilmente lo suponen, si así se expresan) están los conocimientos de dichos alumnos, qué tan mal o bien está la enseñanza que se les imparte, realmente.


Y, ya que menciono que quienes rinden esta prueba cada tres años son considerados una “muestra” para medir los conocimientos del alumnado escolar de quince años, lo que tiene que suceder, también, con los grupos de alumnos de los otros países que participan en esta evaluación, el señor Camacho da a conocer, asimismo, que de dicha muestra el 70% provienen de colegios de gestión estatal y, el 30% restante lo hace de colegios de gestión no estatal o privada. Además, informa el señor Camacho, que los resultados de ese 30% de muestra no estatal, alcanzan valores muy superiores a los del 70% restante, el proveniente de los colegios de gestión estatal o pública. Dice el citado columnista, que los resultados de los alumnos de colegios particulares, incluso compiten con los de países ubicados en lugares mucho mejores que el que ocupa el Perú: esto, sólo demuestra que la educación en los colegios estatales es, verdaderamente, tan pobre, que arrastra a los representantes de colegios privados en su caída a los últimos lugares de la muestra total.


Esto, es lo que aquellos que “sugieren” que el Perú deje de participar en la evaluación PISA pretenden ocultar. Desde mi personal punto de vista, lo que falta es que el Ministro del Sector o el Presidente de la República, por omisión del anterior, dispongan la eliminación administrativa de aquellos que, por jugar un “papel relevante en las políticas educativas” e incumplir en tan alto grado la responsabilidad que les ha sido asignada, nada tienen que hacer en los cargos que desempeñan, ni por qué recibir los altos sueldos que reciben con toda seguridad.


La segunda amenaza que da a conocer el señor Camacho, aunque soy yo quien le pone ese rótulo, dada la mesura del citado columnista, es que también se “propone” crear una especie de Sunedu para los colegios. En este caso, si bien la enseñanza que se imparte a nivel escolar tiene diferentes niveles de calidad, según cada colegio público o privado; esta, definitivamente no sería sino una forma más de crear burocracia que a nada conduciría.


Según el conocimiento que tiene del tema el señor Camacho, el motivo de esta propuesta sería responsabilizar a los colegios privados pequeños de la baja calidad que se aprecia en la educación escolar peruana. Al respecto, es evidente que se pretende buscar un “chivo expiatorio” para esa baja calidad, sin tomar en cuenta que los resultados de los alumnos provenientes de la gestión no estatal son siempre muy superiores a los de la gestión pública.


Además, según cita el señor Camacho, lo que habría que hacer sería cerrar los colegios ilegales (sin ninguna resolución ni licencia); y, mejorar la educación pública sirviéndose de alianzas con los colegios de gestión no estatal. De ser aplicadas ambas sugerencias, no haría falta crear más burocracia para “dizque mejorar la calidad de la educación en el Perú”.


Al respecto, quiero creer que el señor Camacho, al tener el derecho a ser llamado Educador, también lo tiene a sugerir una solución mejor que la dichosa “propuesta” bajo comentario.


A pesar de esto último, me siento en la necesidad de estar en desacuerdo con el señor Camacho en lo que en el artículo bajo comentario, se refiere a que una de las soluciones a la baja calidad de la educación, sería promover “la profesionalización docente, a fin de que los maestros sin título profesional lo puedan obtener”. Jamás negaría la necesidad de que todo el que ha cursado estudios profesionales obtenga el título de grado correspondiente, con mayor razón si es un requisito del Estado para ejercer una profesión, cualquiera que esta sea; sin embargo, de profesional a profesional le digo al señor Camacho, que un título no hace a un profesional……..



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