A pesar del propósito de mi última Columna de Opinión sobre la conveniencia de que los medios de difusión propalen noticias positivas cotidianamente, a fin de guiar al público que los prefiere a mejorar su enfoque de la vida en el Perú y, por consiguiente, a su progreso, en esta oportunidad me veo en la necesidad de comentar dos artículos diferentes entre sí, publicados en el diario El Comercio el jueves 14 de noviembre último, que se refieren a motivos, no los únicos, de perjuicio para el desarrollo de nuestro país.
Declaraciones del Presidente de Intercorp con motivo de la inauguración del Real Plaza Puruchuco.
Durante la inauguración del Real Plaza Puruchuco, en la ceremonia de propiamente dicha, el Presidente de Intercorp, Carlos Rodríguez Pastor, estando presentes el Presidente de la República y el Alcalde de Lima, dijo en su discurso que “la tramitología y la burocracia” habían atentado contra el avance de la obra, retardándola por espacio de diez años. Pidió que las autoridades pusieran “un mayor esfuerzo en facilitar esos procesos para multiplicar las inversiones y promover los negocios”.
No le faltó razón al citado ejecutivo empresarial, porque plazos tan desmesurados para cumplir trámites obligatorios y afrontar los “caprichos” de la burocracia, ahuyentan a cualquier inversionista. Está demostrado, que la inversión pública no es capaz de atender en solitario las demandas de expansión y desarrollo que requiere el país, que necesita una inversión privada paralela y hasta mucho más importante que la que el Estado puede ofrecer; por consiguiente, si se ahuyenta a esta última con trabas como las anotadas y que hizo muy bien el señor Rodríguez Pastor en denunciar, no podemos esperar que llegue el crecimiento esperado.
Por otro lado, si esto ha sucedido con una empresa tan grande como tiene que ser Intercorp, no se puede esperar nada mejor, todo lo contrario, de lo que puede sucederles a los demás inversionistas, especialmente a los pequeños.
Por consiguiente, es necesario que nuestras más altas autoridades ataquen directamente la causa del problema, creando y dictando las disposiciones pertinentes para cambiar actitudes que lo único que consiguen es perjudicar al país en su conjunto. Nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos lo agradecerán. No es o no debiera ser imposible: si para algo elegimos en cada proceso a las nuevas autoridades, entre otras cosas, es para que lo hagan.
Columna de Opinión de la señora Patricia del Río: Ruego, luego existo.
La señora Patricia del Río, en su columna de opinión ya mencionada, se ocupó de la forma que eligió el alcalde del distrito de Canchaque, señor Aldo Alvarez Ocaña (provincia de Huancabamba, Piura), para pedir al Presidente de la República que disponga lo necesario para el mejoramiento de la calidad de vida de su localidad, mediante la aceleración del proceso de reconstrucción de los daños causados por el Fenómeno del Niño costero de 2017, del que hasta la fecha sólo se ha avanzado el 14 % del presupuesto destinado a tal fin.
Esa forma, hincarse de rodillas para que el Primer Mandatario “se fije” en él; y, su manera de pedir atención para algo que es justo, si bien es “sui generis”, también es llamativa, lo que evidentemente era algo que buscaba la citada autoridad local: si nadie le hace caso y todos los responsables de que se lleve a cabo la ansiada reconstrucción se “olvidan” de su pequeña localidad, hay que hacer algo inusual, para que le presten atención.
Es absolutamente injusto tener que llamar de esa manera la atención para conseguir algo que es un derecho elemental, no del citado alcalde, sino de toda la población, de contar con elementales condiciones de vida que un siniestro natural les había quitado y los encargados de usar los recursos destinados a su restitución no habían, no han, hecho casi nada para que así sea. Ese alcalde merece la felicitación y el reconocimiento de todos los peruanos, por llegar prácticamente hasta la humillación para cumplir con el mandato que recibió de sus coterráneos cuando fue elegido. Toca al señor Vizcarra disponer lo necesario en atención a este gesto.
Las publicaciones periodísticas reseñadas, no hacen sino poner en blanco y negro lo mucho que perjudica la burocracia el desarrollo del Perú; es decir, si no hubiera tanta traba desde el propio sector público, las diversas obras que requiere el país se ejecutarían en bastante menos tiempo, con lo que en menor tiempo se produciría más. Los hechos presentados, no son sino algunos ejemplos del daño que hace esa perniciosa “clase social”, pero a cada momento se producen más y más de estos casos.
El Presidente de la República ha sido destinatario de las dos quejas que así se le han planteado: Esperemos que haga algo. No es poco lo que hay por hacer; pero, por lo menos, que lo comience: no es sólo el capital humano al que hay que enmendar, son las disposiciones, son los procedimientos. En fin, es todo.
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