ADELANTOS TECNOLOGICOS

Hace una cantidad significativa de años, creo que del orden de diez, una muy querida amiga me alcanzó un correo reenviado que, en síntesis, decía que ella, yo y prácticamente todos nuestros contemporáneos peruanos conformábamos lo que el autor de ese texto llamaba “La Generación Perdida”. ¿A qué se refería?, a que habiendo pasado una buena parte de nuestra adolescencia o primera juventud bajo el Gobierno Militar, no se nos había permitido acceder a los adelantos tecnológicos que ocurrieron a la par internacionalmente.

Lo pude comprobar especialmente con la computadora: era un misterio insondable para mí; la consideraba un aparato que venía con un hombrecito incluido al cual yo le tenía que decir qué necesitaba y él se lo traducía a la máquina con todos los detalles necesarios. Recuerdo que, alguna vez, ejerciendo el último cargo de jefatura que me tocó desempeñar en la empresa para la cual trabajé más de veinticuatro años de mi vida, recibí asignada una computadora la cual, no sabiendo qué hacer con ella, se la di a mi secretaria para que la usara …… como máquina de escribir. Creo que tenía mucha curiosidad por la máquina en cuestión por lo que, en una oportunidad fuera de hora de trabajo en que me encontraba solo en la oficina, me puse frente a ella y traté de encenderla, lo que no me resultó fácil pero al fin logré, no pude avanzar de ahí, por lo que opté por apagarla, lo cual me resultó casi imposible, hasta que al fin conseguí.

Años después, por considerar que sería beneficioso para el desarrollo de las futuras actividades de mis hijos, pequeños aún por entonces, adquirí una computadora a la que dedicaron sus inquietudes por divertirse con los juegos que siempre estos aparatos pueden proporcionar a sus usuarios. Poco a poco, fueron perdiendo el interés (momentáneamente, se entiende) y, paralelamente, perdí mi empleo por la venta de la empresa en que trabajaba a una transnacional española: muy pronto, me di cuenta que tenía una especie de elefante blanco en casa (la computadora), que me había costado un monto significativo y que nadie usaba, mis hijos se habían desinteresado y mi esposa y yo no sabíamos usarla; paulatinamente, fui tratando de entender al “monstruo” y aprendiendo muy lentamente parte de su manejo -recuerdo que en una oportunidad redacté un documento para una empresa que formé con tres amigos y se los mostré: uno de ellos me dijo, “está bien, pero mejor justifícalo”, yo no tenía la menor idea de lo que era justificar- A estas alturas, reconozco que mis conocimientos de computación ya son, por decirlo de alguna forma, elementales.

Y, ¿a qué viene todo esto?, a entender y aceptar que el conocimiento ha avanzado tanto, digamos en los últimos cincuenta años, que ya no pueden nuestros hijos y los hijos de ellos, detener su inexorable desarrollo. Si en la actualidad todo cambia constantemente, para ellos será mucho más veloz el cambio; tendrán que enfrentar desarrollo tecnológico prácticamente en todos los aspectos de la vida; por consiguiente, los padres de las generaciones jóvenes deberán preparar a sus hijos para hacerlo, de manera que el exceso de conocimiento y de avance tecnológico no los abrume.

La computadora, es solo un ejemplo, que considero válido, de todo ese desarrollo tecnológico que la humanidad viene encontrando a su paso por la vida. Nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos deberían estar preparados para su advenimiento; de ello, somos responsables los padres.

P.D.- Con motivo de haber publicado mi Columna de Opinión Mejoramiento del Trànsito, entre los comentarios recibidos rescato uno, en este caso de mi hermana María Isabel, quien me alcanza dos sugerencias que considero importantes:

- Que las empresas evalúen aplicar el sistema Trabajo desde Casa para el personal administrativo, los profesionales con nivel asesor y otros, lo que significaría movilización diaria de menor fuerza de trabajo.

- Estudiar la posibilidad de establecer horarios escalonados de trabajo y/o de ingreso y salida del personal de las empresas, con la finalidad de disminuir el tránsito vehicular de las horas punta, para dar al tránsito una mayor uniformidad y fluidez. Este estudio debería efectuarse por una comisión designada al efecto, presidida por el Ministerio de Transportes y Comunicaciones y/o por el de Trabajo.