El conflicto con Ecuador por cuestión de límites, pero especialmente porque dicho país pretendía ser ribereño del río Amazonas, es decir tener acceso soberano al río más caudaloso del mundo, tuvo diversos momentos de enfrentamiento con el Perú, produciéndose una guerra no declarada el 5 de julio de 1941, la misma que concluyó el 29 de enero de 1942 con la suscripción del Protocolo de Paz, Amistad y Límites de Río de Janeiro. El conflicto propiamente dicho en aquella oportunidad, se produjo a raíz de un incidente fronterizo ocurrido el 5 de julio, que tiene dos versiones diferentes, que provienen de cada una de las partes; de ambas, sin embargo, se puede concluir que hubo enfrentamiento inicial entre fuerzas del ejército ecuatoriano y policías peruanos, que derivó en combates que se desarrollaron a partir del 23 de julio.
Después de algunos enfrentamientos con los que se iniciaron en la fecha indicada las acciones de la denominada Batalla de Zarumilla, que es el conjunto de varios combates entre los ejércitos de ambos países, el 24 de julio habrían de enfrentarse las tropas de los dos ejércitos en el denominado Combate de Chacras. De acuerdo a la planificación elaborada para esta acción de guerra, el Capitán de Infantería Luis Jordán Becerra, a cuya memoria va dedicada esta Columna de Opinión, estaba a cargo de una compañía, a la que se le había dado como misión la de acompañar, en calidad de reserva, a otras dos compañías que iban en el frente de ataque. Cabe anotar que se había asignado a un batallón de la División Ligera N° 1, la operación de toma del caserío de Chacras; dicho batallón estaba constituido por cuatro compañías, las tres ya mencionadas y una cuarta que correspondía al contingente de armas pesadas del batallón que sólo participó de la operación al inicio de la misma, mediante un bombardeo de artillería sobre Chacras y zonas aledañas; el objetivo final de la operación, era y se consiguió, la ocupación de la provincia ecuatoriana del Oro.
En el transcurso del combate, en el que las fuerzas peruanas avanzaban para tomar posesión del caserío llamado Chacras -considerado importante porque era un nudo de caminos y carreteras, lo que determinaba su condición estratégica para el alcance de los objetivos militares peruanos-, una de las dos compañías de ataque desapareció en el terreno boscoso por el que se desplazaba. Al tomar conocimiento de esto, el Capitán Jordán -que era el oficial de mayor graduación en ese momento, en que incluso resultaba imposible la comunicación telefónica con sus superiores- se hizo cargo de la operación, reorganizando la distribución de las fuerzas para avanzar con su compañía y la que había quedado vigente, sobre Chacras, ganando la posición, que era el objetivo de la acción desplegada. Con su determinación, el Capitán Jordán demostró la capacidad de tener iniciativa propia y de saberla llevar adelante hasta coronar su acción exitosamente, lo que fue calificado en fecha posterior como acción distinguida.
En el mes de setiembre, tendría lugar una segunda acción distinguida del Capitán Jordán en la localidad de Panupali. El 11 de setiembre, un pequeño destacamento peruano compuesto por algo más de 30 hombres, salió a hacer una visita de inspección a los alrededores de la zona en que se hallaba acantonado el grueso del batallón, en la localidad denominada Porotillo, siendo sorprendido alevosamente por tropa ecuatoriana escondida, que atacó a pesar de que ambos ejércitos estaban supuestamente respetando un alto al fuego acordado por los más altos niveles jerárquicos de los mismos. Dado que el destacamento peruano fue atacado desde dos frentes muy cercanos, a ambos lados del camino boscoso por el que transitaba, fue literalmente acribillado, sobreviviendo apenas dos hombres.
El día 18 del mismo mes, cuando se desplazaba un contingente similar en número al victimado en Porotillo, las fuerzas ecuatorianas quisieron llevar a cabo una emboscada similar, pero las peruanas pudieron ocupar posiciones de resguardo -trincheras- desde las cuales ofrecieron férrea resistencia al ataque ecuatoriano, a pesar de contar con poca cantidad de hombres y disponer de escasas municiones para las necesidades del momento. Cabe anotar que las fuerzas ecuatorianas que atacaron a las peruanas, lo hicieron desde tierras elevadas, pero a mayor distancia que en la emboscada de Porotillo; asimismo, que para la fecha de este acontecimiento se había acordado un cese de hostilidades entre ambos ejércitos.
El oficial al mando de la operación dispuso, entretanto, que se enviara tropas de refuerzo al contingente que estaba siendo atacado, las que finalmente se completaron cuando ya había oscurecido. El Capitán Jordán, el mismo del combate de Chacras, era el oficial a cargo de la nueva operación de refuerzo y resguardo al contingente peruano, así como de rechazo a las tropas ecuatorianas. Durante esa noche, el citado oficial se hizo cargo de la defensa, a la vez que tomó las disposiciones adecuadas para el día siguiente. Al amanecer del día 19, se reinició el fuego entre ambos bandos, pero el Capitán Jordán dispuso atacar las posiciones ecuatorianas en las alturas de la zona, produciéndose una encarnizada batalla que concluyó recién a las cinco de la tarde, con la puesta en fuga de las tropas ecuatorianas sobrevivientes.
El Capitán Jordán fue posteriormente reconocido por las dos acciones detalladas, otorgándosele el ascenso al grado de mayor, con recomendación al efecto del General Eloy G. Ureta, Jefe de la Operación Norte en dicho conflicto con Ecuador.
Es de resaltar, que el Capitán Jordán había ascendido al grado de Capitán de Infantería el 1° de febrero de 1941 y de inmediato destinado al teatro de operaciones en el conflicto con Ecuador, así como que fue ascendido en diciembre del mismo año por las acciones distinguidas antes descritas, mediante Decreto Supremo que posteriormente ratificó el Presidente de la República Manuel Prado Ugarteche mediante diploma que expidió el 1° de febrero de 1943.
Otro reconocimiento, por los mismos actos, que otorgó el Perú al Capitán Jordán, fue la Resolución de la Comandancia General del Ejército, por la cual se dispuso denominar Crnl. Inf. Luis Jordán Becerra a la 115° Promoción de Oficiales que iba a egresar de la Escuela Militar de Chorrillos el 1° de enero de 2010, para preservar en la memoria de los cadetes de dicha Escuela estas acciones distinguidas, de modo que sirvan de ejemplo a los cadetes de las promociones futuras.
Con el grado de Mayor, se desempeñó en diferentes puestos en el Agrupamiento Norte al mando del Mariscal Eloy G. Ureta y luego fue nombrado Jefe de Instrucción en el B.I. 43 en Huancayo; posteriormente, fue Jefe del Batallón de Cadetes del recién fundado Colegio Militar Leoncio Prado y, luego, Segundo Jefe del B.I.13 en Arequipa donde participó en el restablecimiento del orden constitucional quebrantado por extremistas. Ascendido a Teniente Coronel, fue nombrado como Jefe del B.I. 23 en Zorritos, Tumbes, puesto que desempeñó entre 1952 y 1953 y luego se le nombró Jefe del B.I. 19 en Lima entre 1954 y 1955. Ascendido a Coronel, fue Jefe de la División Automóvil y Parque del Ejército. El último cargo en la vida castrense del Coronel Jordán, habiendo sido reasignado al ámbito de la Justicia Militar, fue el de Presidente del Consejo de Guerra Permanente, en 1962.
Es de resaltar que en el desarrollo de toda su carrera militar, el Crnl. Jordán se desempeñó en forma eficiente y honesta hasta que pasó al retiro a su solicitud, falleciendo el 01 de Mayo de 1998; sus restos mortales se encuentran en el cementerio “Los Jardines de la Paz”, ubicado en el distrito de La Molina.
A modo de complemento biográfico del Capitán Jordán, debo decir que nació el 12 de agosto de 1910 en el distrito de Mollepata, provincia de Anta, departamento del Cusco; que se graduó de Subteniente de Infantería el 1° de febrero de 1934; fue cambiado al Batallón de Infantería N° 43 en el año 1937, ubicado en la ciudad de Huancayo, en donde contrajo matrimonio con la dama huancaína Zoila Palomino Abad, con la que procreó siete hijos.
Posteriormente al conflicto con Ecuador y a los hechos de guerra descritos,.con la intención de coadyuvar a la instrucción de los cadetes de la Escuela Militar de Chorrillos y cuando estaba muy lejana la asignación de su nombre a una Promoción de Cadetes de dicha Escuela, el ya Coronel retirado Luis Jordán Becerra, escribió una crónica de lo acontecido en uno de los episodios de guerra aquí referidos, el Combate de Chacras, en la que denota una muy grande modestia -si se tiene en cuenta que puede considerársele un héroe de aquel episodio- especialmente cuando expresa que sus observaciones “han sido formuladas solamente bajo el modesto punto de vista de su autor, careciendo por lo tanto de las condiciones de un estudio histórico completo, realizado con la necesaria perspectiva y una visión integral del conjunto de la operación”.
Uno de sus hijos, el Ing° Luis Augusto Jordán Palomino, es miembro de nuestra Promoción de Ingenieros Mecánico Electricistas egresados de la UNI en 1966; si bien no abrazó la carrera castrense como su padre, tenía ciertas inclinaciones a esa especialidad, habiendo llegado, por ejemplo, a ser campeón de un Torneo Interuniversitario de Tiro cuando era aún estudiante.
Me cabe agradecer sinceramente que el hijo mayor del Crnl, Jordán, General de Brigada (r) Roger Jordán Palomino, quien elaboró un folleto histórico sobre los hechos aquí descritos de manera muy sucinta, haya cumplido con llevarlo a cabo, porque permite a los cadetes de la Escuela Militar de Chorrillos en primer término y a los peruanos en general, informarnos de manera clara y sin adornos o retórica inútil cómo se desarrolló el Combate de Chacras, por el propio responsable de esa victoria; y, el Combate de Panupali, por el jefe del entonces Capitán Jordán, Crnl. Manuel Loayza Ledesma. El folleto mencionado, me ha permitido rendir el pequeño homenaje que constituye la presente Columna de Opinión al Coronel Luis Jordán Becerra y me fue proporcionado por mi colega y amigo, su hijo Luis Jordán Palomino.
Me enorgullece haber podido dedicar esta Columna de Opinión al que fue uno de los gestores de la victoria peruana en el conflicto con Ecuador. A la vez de así manifestarlo, considero necesario pedir disculpas a aquellos lectores de estas líneas que pudieran tener un apropiado o mejor conocimiento de la terminología y procedimientos castrenses, porque con toda seguridad debo haber cometido errores que atenten contra los mismos.
Commenti